domingo, 11 de febrero de 2018


DE NOCHE no se apagan las palabras, se desnudan del verbo para viajar en los silencios, del gesto, el susurro, la murmuración, el medio decir, el siseo, el vacío de estirar la mano tu allá y yo aquí y alcanzarte con esas otras palabras.

jueves, 8 de febrero de 2018





SE OLVIDAN que a veces los deseos sólo hacen crecer los árboles imaginarios. 
Necesario es actuar.



 SU PERSONALIDAD, simplemente se desdoblaba, gritaba de noche con el sonido de un eco desnudo, lo tanto que callaba de día.

La amistad en dos caras

En su voluminoso y para muchos inconmesurable diccionario de Filosofía, de dos tomos, José Ferrater Mora, no incluye un solo concepto sobre la amistad, el filósofo se limita a darnos un conglomerado de notas referenciales al respecto. Pese a ser el diálogo, precursor de la mayoría de edad de la filosofía, un sucedáneo de la amistad, el propiciador del encuentro con el otro. Muchos filósofos otorgan una importancia primordial a la amistad como fundamento del conocimiento filosófico, a través del diálogo inteligente, porque es el espacio donde se propicia el encuentro con las opiniones de los otros, la contraposición del conocimiento de mi yo, a través de la estructura cognitiva del otro.

Hay una idea de Nietzsche, convertida en lugar común: mi mejor amigo es mi peor enemigo. ¿Qué es para Nietzsche un enemigo? Mi enemigo es aquel que se empeña en señalar mis defectos y limitaciones, me obliga a hacerme cargo de mis limitaciones, me hace más consciente de mis ataduras y por eso lo rechazo. El enemigo es el extraño, el invasor, el delincuente, el monstruo, el extranjero, es el que viene a sacarme lo que es mío, es el que viene a sacarme de mí mismo.



En su Ética para Nicomaco, Aristóteles escribe que la amistad es una virtud, lo más necesario para la vida, consideraba que los bienes materiales que puede ofrecerte ésta, riquezas, reconocimientos, prestigio, poder, no se pueden conversar, ni utilizar bien sin la participación de los amigos
Aristóteles distinguía dos tipos de amistad, la amistad perfecta, y la amistad imperfecta siendo la segunda la más común de las dos estaba basada en el placer o en la utilidad, es imperfecta porque siempre está basada en un elemento exterior a la relación.

Amistad de placer, amistad de utilidad y la amistad perfecta: Para Aristóteles, la amistad perfecta  está basada en una relación ética “Soy amigo del otro por lo que el otro es en sí mismo”, y no por lo que el otro me da u obtengo al estar con él.

Una amistad perfecta es aquella que aún a costa de mi propia conveniencia obro a favor del otro, una relación en la que lo damos todo a favor del otro, porque en la medida que actuemos de esa manera, importándonos el otro, estamos mejorando a la humanidad entera.



¿Pero realmente existe la amistad? Fue el mismo Aristóteles quien un día reunido con quienes consideraba sus amigos más cercanos les dijo: Amigos, no hay amigos.
Aristóteles opinaba que una  amistad requiere de semejanza y reciprocidad, razón por los que los psicóticos están imposibilitados de vivir la experiencia de la amistad, porque parte de su delirio es competir con el otro.

Si reflexionamos en torno al significado de la reciprocidad, sabemos que es la condición de ver la amistad como una relación de ida y vuelta.  Soy sólo amigo de quien es mi amigo. Así la amistad se convierte en una acción recíproca, basada en el intercambio, una acción de ir y venir entre las dos partes. Así la amistad, o las amistades se convierten en un circuito de compensaciones, algo muy común que vemos en las amistades grupales, donde el grupo actúa como un corpus (una especie de cofradía), y sólo entra en ese círculo quien puede aportar algo, o maneja sus mismos códigos.

La semejanza es para Aristóteles el eje necesario para la amistad. Cuando tenemos semejanza con el otro, éste se convierte en algo así como tu otro yo, el que te refleja.



El filósofo José Ingenieros, autor de un libro fundamental, El Hombre Mediocre, señaló sobre la amistad: Entre nobles caracteres la amistad crece despacio y prospera mejor cuando arraiga en el reconocimiento de los méritos recíprocos: entre hombres vulgares crece inmotivadamente pero permanece "raquítica", fundándose a menudo en la complicidad o el vicio pero nunca adquiere el nivel de amistad. La complicidad es algo circunstancial y por lo tanto efímero. Las personas del vulgo viven asumiendo la complicidad como amistad, olvidando que cuandoi cesa la motivación del momento equivale a ya no compartir ningún lazo. Igual pasa con las personas dadas a la hipocresía, en las que las complicidades se extinguen con el interés que las determina. En cambio en los caracteres leales la amistad dura tanto como los méritos que la inspiran.