George Orwell y el antitotalitarismo
"Rebelión en la Granja", es una novela de George
Orwell -autor de 1984 la novela sobre el Gran Hermano-, en ambas desarrolla su gran tema: la denuncia del régimen totalitario comunista ruso de Stalin, caracterizado por la
monopolización del pensamiento, la anulación de la verdad y el imperio de la
mentira y la manipulación para mantenerse el poder –cualquier parecido con la realidad
venezolana actual, sabemos es pura coincidencia-.
Liderados por el cerdo Napoleón quien les promete el fin de
la esclavitud, los animales toman la granja y expulsan a su propietario el señor Jones. Todos aprueban unas leyes de
convivencia que pitan en pared y cada noche -mientras los demás duermen- los cerdos
agregan palabras en su contenido para su propio beneficio.
Napoleón y su camarilla impone una red de espionaje y de
sometimiento, pronto los animales que se rebelaron buscando la libertad se ven
sometidos a un régimen de esclavitud y temor jamás vividos durante la época de
Jones. Napoleón expulsa a Snowball , el primer disidente de la revolución por
reclamar las injusticias cometidas contra los otros animales y condenar la vida
privilegiada que llevaban los cerdos; lo
que sigue después –es una serie de patraña y acusaciones donde todo aquél que
no sea favorable al régimen de Napoleón y sus secuaces es acusado de conspirar
con Snowball. Algunos son acusados de
conspirar por haber soñado con él.
“Las tres gallinas, que fueron las cabecillas del conato de
rebelión a causa de los huevos, se adelantaron y declararon que Snowball se les
había aparecido en sueños incitándolas a desobedecer las órdenes de Napoleón.
También ellas fueron destrozadas. Luego un ganso se adelantó y confesó que
había ocultado seis espigas de maíz durante la cosecha del año anterior y que
se las había comido por la noche. Luego una oveja admitió que hizo aguas en el
bebedero, instigada a hacerlo, según dijo, por Snowball, y otras dos ovejas
confesaron que asesinaron a un viejo carnero, muy adicto a Napoleón,
persiguiéndole alrededor de una fogata cuando tosía. Todos ellos fueron
ejecutados allí mismo. Y así continuó la serie de confesiones y ejecuciones
hasta que una pila de cadáveres yacía a los pies de Napoleón y el aire estaba
impregnado con el olor de la sangre, olor que era desconocido desde la expulsión
de Jones”.