martes, 31 de marzo de 2020


Del oficio de lector


Con la cuarentena la casa ha ido adquiriendo la forma de un gran nido, donde todos los espacios se han ido amoldando por si mismos para la comodidad, esta nueva atmósfera la pusieron los libros, ya no salen por un rato del mueble de biblioteca para volver a regresar a su rígido ordenamiento, y es que los días son tan largos que leer un solo libro a veces es un asunto monótono, y con el pretexto del hastío, sacamos otro, y luego otro y así, y los vamos tirando en cualquier lugar, con la firme promesa de continuarlos al día siguiente.

Pero el día siguiente en una cuarentena son todos los días, y los libros se van quedando por ahí esperando su turno, postergados en una lectura sin fin. Al terminar la semana hay un caos, libros por todos lados, y ni por un momento te va a dar por recogerlos ¿para qué? si seguimos enclavados en un ámbito de la temporalidad donde nada parece transcurrir, sino sólo cuando lees, que le arrebatas un pedazo de ese tiempo detenido a la cuarentena y lo haces tuyo.

Hay algo insustituible en los libros y es la atmósfera de intimidad que nos otorgan. Cuando abrimos un libro frente a nosotros se detiene el mundo, es como si entráramos a un espacio único, un universo cerrado en miniatura que se abre ante nuestros ojos en palabras, con las que nos asomamos a las ventanas que haya dejado abiertas el autor para nosotros.
Detrás de cada libro hay una suma de la existencia, la de alguien que un día decidió reunir sus impresiones del mundo y sus vivencias, del creado y del imaginario, y sus conceptos de las cosas, sus ideas vagas o complejas y las vació en ese molde que es el libro.

Unos son más complejos que otros, pero todos nos van regalando el tiempo memorable de sus experiencias, nos enriquecen con otros puntos de vista y nos obsequien sus actos concluyentes, los que a muchos pudieron demorar años, o toda una vida acumular en sus palabras, a nosotros nos lo entregan en el instante de su lectura. Cada autor se lee según su exigencia, no es lo mismo leer a Balzac que a Kafka, a Vargas Llosa que a Borges, pero cada uno desde su ámbito literario nos ofrece el placer de su lectura, la riqueza imaginaria de reescribir esa historia que vuelve vivir en nosotros cuando la leemos, y ahí es cuando iniciamos el viaje.

                   EE.UU invadido por un arma mortal


El coronavirus ha obligado a los Estados Unidos la superpotencia mundial, poco a poco a regresar a sus cuarteles de invierno. A finales del año 2019, un Trump enaltecido celebraba si victoria económica en su disputa con China, “sentamos en el banco a los amarillos”, decía su actitud, al tiempo mandaba un mensaje para poner en orden a sus países enemigos en el medio Oriente: Nadie puede provocar a Estados Unidos –señaló- tenemos el mejor ejército y la mayor tecnología de guerra del mundo.

No han pasado seis meses y el coronavirus tiene hoy a Trump, timonel del gigante país del norte, paralizado, el barco encalló.  Vemos a un Estados Unidos encerrado en sí mismo que parece no estar en condiciones de ofrecerle nada en esta nueva hora menguada a la humanidad, atacado por el coronavirus en sus principales ciudades, será cuestión de días para que la epidemia se expanda para que se convierta en algo más que una amenaza, y con ello se eleve el número muertos, mientras en su gobierno hay serios enfrentamientos entre quienes hacen esfuerzos desesperados para no declarar el cierre de la principal economía del mundo.

En esta línea de eventos Estados Unidos cederá su liderazgo mundial al país con las condiciones de producción y asistencia al mundo, que mantenga una economía a flote pese a la pandemia, y ese país en la actualidad es China. Cuyo territorio, pese a haber sido el epicentro del virus, curiosamente no sufrió una expansión del contagio, pero si llegó al resto del mundo, su economía está activa, con su inmenso aparato de producción, lo cual no pueden decir ninguna potencia de Occidente, todo apunta que China es el gran ganador de la epidemia.

VEAMOS ¿POR QUÉ?

El COVID-19, coronavirus, pertenece a la misma familia del SARS, Síndrome Respiratorio Agudo Severo y del MERS, Síndrome Respiratorio de Oriente Medio, pero que no es igual a ninguno de ellos, es mucho más letal.
Todo indica que se trata de una estructura genética alterada de tal manera que científicamente ha resultado una verdadera caja negra, inexpugnable. Hasta ahora no se ha encontrado la clave de que se trate de un virus activado por la naturaleza; pero tampoco  hay evidencias de que se trate de un virus liberado desde un laboratorio, lo que lo convierte en el arma biológica perfecta, diseñado con tal complejidad capaz de borrar las huellas de su creación, y que en el cuerpo humano convierte a cada hombre en un arma mortal capaz de matar a miles.

Si se relatara la pandemia del coronavirus como una novela policial, estaríamos frente a un asesino en serie que ha desatado una ola de asesinatos en la ciudad. Nadie lo oye disparar, no deja huellas en la escena del crimen, nadie nunca ve un sospechoso. Lo más complicado es que usa una pistola que a diferencia de todas las existentes no deja impresa en el proyectil las marcas de su contacto con el interior del cañón. Estas marcas de cada arma son su "huella digital", pero los proyectiles recuperados de los cadáveres de nuestro asesino en serie no las tienen, lucen tan lisos como una bola de billar.

LA.MANIPULACION
La manipulación china del coronavirus no es novedosa, tampoco el señalar como origen a los animales salvajes. En un período entre el 2002 y el 2003, hubo una fuga en una experimentación con coronavirus, en ese entonces señalaron a los murciélagos como responsables del contagio, como los huéspedes intermedios entre los humanos y el patógeno.

Tras el reciente brote en Wuhan diciembre 2019, los chinos repitieron esa la versión del murciélago infectado que habría mordido a una serpiente y que ésta fue vendida en el mercado de animales y posteriormente consumida por una persona que se contagió y ésta a su vez a todos los demás. Versión que resultó falsa tras realizarse las primeras pruebas. Ahora las autoridades chinas pusieron a circular otra versión,  donde el responsable es el pangolín, un mamífero cubierto de escamas que forma parte de la mesa china.

¿PANGOLIN?
Si bien el pangolín al igual que el murciélago son portadores de un coronavirus, el que ellos hospedan en su organismo, es tan solo 90 por ciento cercano al Covid-19, que padecen los humanos, y no es un puente de contagio comprobable para el hombre.

Hasta tal punto el gobierno chino sabe esto que el mercado de animales salvajes de Wuhan, así como los de otras ciudades chinas volvió a abrir sus puertas -según información de la agencia de noticias Associated Press-, y vendiendo sus productos tradicionales, ratas ahumadas, perros, culebras, murciélagos, gatos y pangolines. Si el contagio del coronavirus procediese directamente de  estos animales  el régimen chino hubiera prohibido su venta de manera radical.

La teoría que echaron a rodar los chinos y que todo el mundo creyó en un primer momento era que el virus estaba vinculado al mercado, dado que dos tercios del primer grupo de personas infectadas tenían alguna relación con él.

Pero ante esta surge otra hipótesis, el virus fue liberado en el mercado y otras zonas de Wuhan porque posteriores investigaciones indicaron que el primer paciente –que empezó teniendo síntomas a principios de diciembre de 2019– no tenía ningún tipo de vínculo con el mercado, ni con los otros pacientes contagiados. Cuando se filtra esta información, así como la del verdadero número de afectados que se diferenciaba en miles de las reportadas por las autoridades chinas, militarizan Wuhan y se saca a la prensa extranjera de la zona.

CAJA DE PANDORA
El COVID-19 es una caja de Pandora, Incluye al SARS, un coronavirus diseñado como arma biológica, junto con material genético del VIH, del virus de la gripe española y otras propiedades hasta desconocidas, que constituyen su resistencia a los medicamentos existentes.

VERDAD Y MENTIRAS
¿Se descubrirá el diseño del COVID-19 en algún momento?

Es seguro de que eso ocurrirá, cuánto demorará descifrarlo es lo que nadie sabe. Entre tanto los chinos juegan  a ganar tiempo con negaciones y falsas pistas y desplegando una ofensiva disuasiva hacia la opinión pública internacional sobre su inocencia y buena voluntad hacia las demás naciones.

La lógica analítica nos presenta varias fases de dilación:
Primera: la negación de la pandemia y la letalidad de la infección, se oculta al resto de las naciones la verdadera cifras de muertos (en el brote inicial de Wuhan fuentes aseguran que superó las 8 mil personas).
Segunda: Decir que es un contagio por una fuente de alimento salvaje (murciélago, serpiente, pangolín), con lo que ocurre un desvío de las investigaciones, como todo desvío es una pérdida de tiempo  para la prevención.
Tercera: Asegurar que la situación estaba bajo control, que sólo es un riesgo local y que no representa peligro para el mundo. Cuarta: Impedir durante dos meses la OMS declara la emergencia mundial. Quinto: Venderle a las naciones,  España y Holanda, las primeras víctimas de equipos y kits de test para detectar el coronavirus falsos, sin ninguna utilidad.

LO FALSO
En los años 60, en plena guerra fría China fabricó en masa modelos de aviones supersónicos de punta, y los desplegó por todo su territorio para utilizarlos como una táctica disuasiva contra potenciales enemigos, y convencerlos que China era una amenaza que contaba con una moderna y gigantesca fuerza aérea, luego se descubrió la verdad, esos aviones no volaban, eran solo carcasas.

Cuando sumamos estos factores convergiendo en un mismo punto, vemos que está todo lo necesario para provocar una tormenta perfecta, y todo parece encajar más dentro de plan deliberado, que a una creación espontánea de la naturaleza.

¿Qué gana China? El objetivo chinesco era asegurarse que el coronavirus a se extendiera por todos los países del orbe, tal como ha sucedido.

¿Qué vendrá después? Es la gran incertidumbre que enfrenta el mundo, y que las potencias mundiales que le hacen el contrapeso a China, deberán dilucidar?

¿Qué ganará China con esto? Nadie lo sabe. El mundo desconoce en qué punto del tablero de juego del Mah jong ha colocado China a la humanidad, ellos son los expertos en ese juego. Lo que sí es evidente es que la pandemia es sólo una parte de esa guerra. ¿Despertará la humanidad a tiempo antes de que continúe el avance chino hacia un nuevo reordenamiento mundial?

domingo, 29 de marzo de 2020


     La guerra del milenio


El Imperio comunista chino está realizando un juego de guerra en tiempo real con Estados Unidos y sus países aliados de occidente. Es un ensayo bélico del que usted ha sido notificado bajo el celaje de una pandemia causada por un arma biológica, el coronavirus, se trata de un nuevo modelo de guerra, invisible que no necesita ejércitos ni misiles. Es una ofensiva de futura generación –traída a la actualidad -,nada de bombardeos, es silenciosa, y con una apropiación de la opinión pública mundial, donde verdad y mentira se intercambian según se modele en los centros de creación de pensamiento y propaganda.

No es una guerra declarada, su objetivo no sólo es liquidar al enemigo, sino borrarle, su andamiaje social, político e ideológico. Se trata de alcanzar una victoria doble, la del territorio geoestratégico y la de un futuro control poblacional, mientras su gobierno se presenta al mundo con una sonrisita propia de un portero de restaurante chino. Entre tanto Europa cae de rodillas ante el gigante asiático, a la espera de un tren con toneladas de ayuda médica enviadas por Pekín, como parte de su salvación.

Recordemos que Rusia, la Unión Soviética para el momento, entró en Europa en 1945, para ayudar a vencer a Hitler, y con ese pretexto se quedó con los territorios ocupados por sus tropas, casi media Europa; esa ocupación duró 40 años, en países donde tuvieron dictadores comunistas, con regímenes inhumanos que se perpetuaron en el poder hasta la caída del muro de Berlín. ¿Pretende China iniciar una invasión a Europa disfrazada de ayuda humanitaria? Tropas chinas y rusas circulan en Italia transportadas en camiones de sus propios ejércitos en un gran despliegue.

Estados Unidos como contrapeso y para proteger a sus aliados de la Unión Europea,  también envió 20 mil tropas, con el mismo fin, aunque la intención sea mantener una presencia estratégica de su principal aliado que sirva como contención.
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RAZONES CHINESCAS
Para comprender la conspiración China que se esparce en forma de virus, es necesario entender los fundamentos expansionistas de Pekín. En el imaginario social chino existe un gran resentimiento hacia el mundo occidental, Mao Zedong lo padeció y lo inoculó como resentimiento en el ideario chino desde 1949, a partir de entonces nunca ha dejado de cultivarse generación tras generación.

El estereotipo del chino obediente, ignorante, sirviente, cómico capaz únicamente de encargarse de oficios domésticos que tanto se representó en la literatura, el cine y la televisión, de occidente representó para el Partido Comunista Chino, y sobre todo para Mao una burla, además una humillación bien construido, para la dominación y el aplastamiento ideológico, y que ellos  han jurado vengar una y mil veces, derrotando a quien creen son sus enemigos. China persigue la supremacía del poder, porque esta le daría la supremacía económica.

Si a esta escalada de propaganda le sumamos la principal razón del expansionismo chino, la necesidad de nuevos territorios de producción económica para asegurarse décadas de alimentos. China es un país portada, un cuento chino y está urgida de resolver el hambre futura de 1.300 millones de personas, des el país que quizás haya sufrido más hambrunas en la historia. Tierras adentro se sigue manejando con esquemas feudales, hoy ejercidos por autoridades del partido, y un sistema de esclavitud social. El drama es que las tierras de cultivo de China han entrado en período de agotamiento, evitar el hambre futura es su principal razón.

EL LEGADO DE MAO
En su lecho de muerte lo único que lamentó en los días de su agonía el líder fundador del Partido Comunista chino y de la República China, Mao Zedong, fue no haber logrado convertir su país en una superpotencia, a la par de Estados Unidos o Rusia, tras durar casi 30 años en el poder.

Era el año de 1976, veinte años más tarde, China ya habría escalado una posición ofensiva en desarrollo tecnológico militar, y estaría iniciando alianzas con los países pertenecientes al llamado eje del mal, terroristas del medio oriente, los núcleos de poder del narcotráfico latinoamericano, auspiciando escenarios para la izquierda mundial con el fin de sacarle provecho a las crisis internacionales, y presentarse como el país salvador, como nueva superpotencia, y desde ahí promover su estrategia. Como se ve el esquema que establecieron con el coronavirus no es nuevo.

¿QUE ES LO QUE QUIERE EL CHINO?
El actual presidente de China Xi Jinping, busca deslumbrar al mundo con el esplendor tecnológico chino. Ya sabemos que cualquier crisis mundial será aprovechada por los asiáticos para sacarle provecho primero político, luego económico. ¿y si esta crisis  mundial, fuera provocada esparciendo un virus mortal, con el objetivo de paralizar, neutralizar capacidad de respuesta y mostrar la vulnerabilidad de Europa como potencia militar?  La OTAN principal aliado de los norteamericanos, atada de pie y manos; vulnerable ante el expansionismo ruso.

Todo apuntaría a un envolvimiento estratégicamente la capacidad de defensa de los Estados Unidos, que ya se encontrará atacado en su propia tierra por la pandemia del coronavirus algo que no ocurría desde Pearl Harbor y el 11 de septiembre con Bin Laden.

¿Hasta dónde EE.UU permitirá la estrategia envolvente de los chinos? La respuesta está en el comportamiento futuro del coronavirus. La gripe española duró de 1917 a 1920, porque su contagio regresaba en olas de contagios, cuyos picos se ubicaron en las estaciones de otoño e invierno. De no controlar el contagio, Europa y Estados Unidos avanzaran hacia su noche más oscura en los meses del final de año, países poderosos diezmados por la peste, un poder en ruinas, ¿será esa la primera victoria China?

sábado, 28 de marzo de 2020


                    Despecho en cuarentena


A esta hora 6:30am, el sol se asoma y toca la punta de los edificios más altos. Abajo la ciudad despierta a medias, sin saber a ciencia cierta qué día es. La cuarentena ha ido borrando los nombres de los días; olvidamos si es lunes, martes o miércoles; ahora se mide el tiempo en relación a mañana, tarde o noche. Todos días son iguales, porque parece que vivimos una eterna sucesión de domingos, dentro de poco cuando queramos saber qué día es, preguntaremos qué domingo es hoy, si el primero, segundo, o el décimo del mes.

Cada día las calles están más solitarias, sin vehículos por la escasez de gasolina, los transeúntes se sienten vulnerables caminando en medio de esa larga soledad de asfalto. Es el día 16 de una cuarentena que todo parece indicar será extendida el próximo 13 de abril, por más tiempo, y sus efectos psíquicos ya tejen su tela de araña. Psicoanalistas señalan los primeros efectos del encierro: padecimiento de desorientación temporal, estados de desconcierto, dificultad para la concentración, en las primeras semanas. Luego pueden desencadenarse signos hipocondriacos y claustrofóbicos, y la propensión a sufrir ataques de angustia.

El sueño ese agente del descanso ha sido una de las primeras víctimas de la cuarentena, muchos ya comienzan a acusar menos horas del sueño. Mientras otros nos empeñamos en conquistar el anhelado territorio del sueño, algunos se empeñan en arrebatárnoslos.

DESPECHO EN CUARENTENA
Si alguna brecha insospechada abrió la cuarentena, a los amantes desprevenidos, fue la del despecho, única terapia para el mal de amores. Nos pasó hace dos noches, enfrentamos un trasnocho con el que atravesamos espabilados las horas del insomnio desde las 12:30pm hasta las 5:00am, con los ojos pegados a la nada oscura, tras la invitación que hizo una dama a todo el vecindario a que escucháramos su desgraciada y solitaria serenata de despecho.

Cada uno de nosotros vivió –muy a contra de su voluntad y del desvelo-, esa fiesta del desamor como si hubiera sido en la propia sala de su casa. Unas cornetas altisonantes al máximo volumen esparcieron por 6 cuadras y 8 calles a la redonda –ayudadas por el silencio de la noche-, el carrusel de canciones que ella eligió para expresar su dolor por su amor desatinado, que es lo que suele estar detrás del sentimientos que promueve estas demostraciones de desespero amoroso, de cantarle al mundo su profundo penar.

Desde la lacrimosa Ana Gabriel, a quien acompañó en medio de gritos desaforados, al melancólico José Luis Perales, seguido con breves estallidos de música llanera y merengues que seguramente le recordaban mejores momentos vividos. El final de esta pesadilla insomne, la protagonista de este  drama del despecho, lo escribió con las melodías borrascosas de unos vallenatos antes de caer vencida por el sueño. El amor es un territorio gobernado por las emociones y no por la razón, sus actos sólo pueden ser comprendidos mediante las misteriosas ecuaciones de un corazón enamorado, para que pueda encontrarle alguna lógica, incluso la de desvelar a tus vecinos.

ANALISTAS Y OPINILOGOS
El reciente anuncio del Departamento de Estado, sobre la recompensa por el Presidente de Venezuela y otros 13 funcionarios de su Gobierno, por un momento nos alejó del drama del coronavirus, que cada día avanza más rompiendo las cifras de su propio récord.

La situación  política venezolana tendrá su desenlace, así lo indica el ritmo de la historia, aun prescindiendo de los analistas que creen ser los sibilinos de este proceso. Todos se presentan con los mismos lugares comunes, describiendo escenarios y factores de la manera que sólo puede hacerse en un país de snobs, donde hasta los taxistas juegan a ser analistas políticos, palabrería banal como la buhonería de baratija. Un país  donde la gran mayoría pertenece al notable grupo de  analfabeta funcionales. Incluso profesionales universitarios que no saben leer adecuadamente, o apenas decodifican lo que leen, lo comprenden mal, o nunca llegan a comprenderlo de un todo. Es un teatro burdo que no me interesa, treinta años dediqué al periodismo de inmediatez, y no es otra cosa que una serie de factores efectistas bien ensamblados para llamar la atención.

LITERATURA ONLINE
Hoy miro la realidad desde otro ángulo, quizás influido por mis inclinaciones anarco-capitalistas, o movido por necesidades hedonistas gasto el tiempo de ocio en cosas que me brindan mayor satisfacción –ya lo dijo Jorge Luis Borges, la vida debe ser un acto de felicidad-, lo demás aburre tanto como esta cuarentena. Días de claustro que ocupo, en parte, realizando un curso de literatura inglesa online.
He optado por sumergirme en sus sorprendentes narrativas que comenzaron a gestarse –por el siglo V- en las Islas Británicas luego del abandono de éstas por el Imperio Romano, que había conquistado hasta Caledonia (actual territorio Escoces), de ese cruce nos llegó el poema Beowulf, origen de su poesía, y las kennings, así como las leyendas del Rey Arturo. Sin duda algo más grato que ser un congelado espectador de las redes, asomado a una distópica realidad política como la venezolana.

  Escribir en cuarentena


Hablo con un amigo escritor, me cuenta de escribir una novela con acento teológico, circunscrita a la Iglesia Católica, tal vez conmovido por un sentimiento del fin de los tiempos. Desea trabajar en ella estos días de cuarentena.

Le digo de mi escepticismo sobre ese tipo de novelas, porque es un tema muy trajinado, sobretodo por Hollywood. Requiere ser muy versátil y original, le hablo de dos -entre muchas- que tocan con exito el ámbito religioso pero de manera aleatoria: El nombre de la Rosa de Umberto Eco y Memorial del convento de José Saramago.

También le hablo de mi decepción con el evangelio según Jesucristo de Saramago -cuya obra admiro-, pero ese en particular es un texto que creo no merecía  su firma.
La irreverencia a veces no basta para novelar le comento a mi amigo.

Al final acordo colocar en el horizonte de su hoja en blanco, la posibilidad de una conjura gestada por la izquierda internacional y el narcoterrorismo en alianza con China para secuestrar la fe de occidente infiltrando al Vaticano. Como historia paralela, como narración en quebrada, va ainsertar algunas de las alucinantes descripciones de las visiones del reinado del anticristo que tuvo Juan en la isla de Patmos:
«La bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será.» Ap. 17:08.
No se si llegara a novela, pero un buen cuento podrá llegar a escribir con ese material. Esperaremos a ver que escribe, aunque con tantos anticristos nunca se sabe.

martes, 24 de marzo de 2020


                           Un hombre duerme


Un hombre duerme confortablemente en su cama. Son las 7:00 de la mañana, es viernes, y no sonará el despertador. Ha decidido no hacer nada hoy y aún es temprano para levantarse. Sueña, no sabemos si con el paraíso, pero lo hace profunda y plácidamente.

En un minuto despertará dentro de una pesadilla. Cuando los dos guardias de trajes oscuros y bigote que en avanzan  por el pasillo de la pensión donde vive, entren a su habitación, se paren junto a su cama y lo despierten para informarle que está detenido, y sin decirle nada más, ni responder a sus alegatos se marchen.

Atribulado, deseará imaginar que esa escena es una continuidad del sueño que soñaba, pero no es así, está despierto.

Cumple su rutina de todas las mañanas con exactitud meticulosa, Antes de salir repasa haber dejado todo en orden. Mira la cama una y otra vez, cerciorándose de que esté debidamente tendida, el piso seco y los zapatos lustrados, todo impecable, porque no sabe de qué lo acusan, poďria ser de cualquier cosa.

En la calle camina con rectitud decorosa, cada tanto repasa el aspecto de su traje, asegurándose de que nada esté fuera de lugar y en vez de su andar taciturno de todos los días, saluda con una reverencial inclinación de cabeza a los otros transeúntes. Se dirige a su oficina a presentar sus excusas por haberse atrevido a pensar no ir a trabajar esa mañana.

Mientras camina repasa los hechos de su vida, tratando de recordar en qué momento cometió una infracción. Piensa si es por entregarle de forma brusca las copias de los archivos al asistente del primer piso, por no socializar con sus compañeros en las noches, y salir corriendo a escurrirse en el laberinto de su soledad, o por sólo usar camisas blancas.

Incluso llega a pensar si es una demanda tardía de los médicos que atendieron el parto de su madre cuando él nació que estuvieron luchando horas agotadoras por traerlo al mundo, y ahora deberá responder ante la justicia. Pero él es abogado y no encuentra ningún argumento de peso. No sabe que ley ha violado ni cual tribunal lo juzgará.

Lo anterior es una semblanza de la novela de Franz Kafka, El Proceso, cuyo protagonista Joseph K recoge la condición del hombre moderno del S.XX como víctima de una burocracia deshumanizada, y una sociedad del control que invisibiliza y desaparece al sujeto.

Alguien se pregunta por qué debe ir a la cárcel Joseph K, si el no cometió ninguna falta, es arrestado y llevado a ningún lugar. A los días de recibir la visita de los guardias, K es notificado de que debe ir al Tribunal, donde K apelará y solicitará la protección de la Ley, pero luego de escuchar sus alegatos, se encuentra de que todos lo acusan, basados en una Ley, superpoderosa, que sólo permite formular acusaciones nunca defensas.

Todo el proceso tribunalicio exhibe una burocracia inhumana, todos los amigos de K se muestran pesimistas, no ven salida a su juicio. En una conversación, su tío anticipa su desenlace, “Tener un proceso así supone que lo has perdido de antemano”.

El tribunal nunca abandona su acusación sobre K, dice que el sólo hecho de estar siendo procesado, lo hace culpable de algún modo (aunque en verdad no lo sea), finalmente lo encuentran culpable y lo sentencian a muerte.

La visión de Kafka de la administración de justicia evidencia que el papel del Estado es frustrar y conspirar para obligar al individuo a recorrer el laberinto de la burocracia. El burócrata es un empleado confundido ante una larga e interminable cola de personas, con un montaña infinita de papeles de trabajo sobre su escritorio, un universo de confusiones y tardío en las decisiones.

En una etapa de su vida, Kafka trabajó en unas oficinas burocráticas en Praga, Checoslovaquia, sobre lo que una vez testimonió que era sometido a trabajar largas jornadas en la oficina, cuyos aciertos y logros eran sepultados cada día bajo una pila de nuevos papeles.
Lo absurdo es la etiqueta de la literatura kafkiana, pero en El Proceso además nos encontramos con una atmósfera intrincada de desorientación y una sensación ilógica presente en todo el relato.

Douglas Gonzalez






"...Hubo un momento en esa madrugada en que todo se quedó tranquilo, como si el cielo se hubiera juntado con la tierra, aplastando los ruidos con su peso…

-¿Qué es? -me dijo.

-¿Qué es qué? -le pregunté.

-Eso, el ruido ese.

-Es el silencio."

[ Luvina", Juan Rulfo ]

lunes, 23 de marzo de 2020


  Coronavirus un arma letal


Ni culebra, ni murciélago: El Coronavirus o el virus COVID-19 es un patógeno diseñado como arma biológica, que combina  material genético del VIH, virus de la gripe española junto a otros agentes infecciosos algunos derivados del SAR que le permiten propagarse más rápido, cubriendo un espectro mayor de contagio de lo normal. Lo demás que se diga sobre este asesino invisible, es un  cuento chino.

EL VIRUS MORTAL DEL DR. KAWAODA
Su letal historia se remonta a julio 2014, cuando un científico de origen japonés investigador adscrito la Universidad de Wisconsin, Estados Unidos, Yoshihiro Kawoada, modelador de otros virus mortales como los h1n1 y h5n1, reportó a la Jefatura de Armas Biológicas del Pentágono haber logrado resucitar el virus de la gripe española, tras varios años intentándolo exhumando cadáveres de contagiados fallecidos por esa epidemia.

Desde entonces Kawaoda puso en marcha experimentos para combinar ese virus con material de otros patógenos que aceleraran su expansión en el medio ambiente y su mortal contagio entre seres humanos. El objetivo era prevalecer la supremacía absoluta de los estadounidenses en armas biológicas. Una filtración informativa al diario británico “The Independent”, alertó sobre las dimensiones del nuevo monstruo.

DOS ESPIAS CHINOS
A partir de ese momento por razones de seguridad los experimentos del doctor Kawaoda empezaron a ser enviados a un laboratorio-fortaleza en la ciudad de Winnipeg, Canadá, con nivel NBS-4 de seguridad, donde se fabrican las más atroces armas químicas y en el que trabajaba un matrimonio de científicos chinos, el Dr. Keding Cheng y la Dra. Xiangguo Qiu, quienes en el año 2018 fueron despedidos por filtrar documentación científica estratégica al gobierno de la República Popular China.

¿Qué hicieron los chinos con esa información? Desde el año 96 China se embarcó en una guerra estratégica por desplazar a Estados Unidos como la nación más poderosa del mundo. Estudió el comportamiento bélico norteamericano, de los que aprendió que es más eficaz un ejército compacto, pero con toda la alta tecnología a su disposición, incluyendo el desarrollo de armas biológicas letales imbatibles. (Sigue)
Cuadernos de la 40tena
1.
Desde que se anunció la existencia del Coronavirus como epidemia, por su contagiosa y acelerada propagación pocos en el mundo se lo tomaron en serio, y no estaban equivocados, hacían lo  propio de los ciudadanos condicionados por una sociedad global, hedonista y egoica, vivir bajo el imperio del consumo de lo efímero, individualismo puro: ”mi vida es tan maravillosa y tan mía que sólo obedece a mi propio placer, eso a mí no me va a pasar”.

Italia era un fiesta y España una rumba. Los ingleses –con su frialdad habitual- hacían proyecciones sobre la cantidad de muertes necesarias en tanto el agente viral alcanzara su pico y preparaban escenarios de control para su remanencia.

Mientras el coronavirus hacía su peregrinaje mortal desde China –epicentro de esta desgracia- hasta la vieja Europa, disfrazado de cuento infantil que poco a poco comenzaba a desteñirse en su propia mentira, donde un murciélago contaminado fue devorado por una serpiente, la cual a su vez terminó siendo vendida en el mercado de animales de Wuhan y consumida por humanos.

En América Latina como es costumbre le colocamos el filtro del realismo mágico, eso no llegará hasta aquí porque el coronavirus le teme al calor, no sobrevive a las altas temperaturas, eso sí, dejamos de ir a los restaurantes chinos y los ciudadanos asiáticos fueron blanco de nuestras sospechas, y convencidos por nuestra notoria ingenuidad, salimos a celebrar el sol candente del Caribe, agradecidos por su clima, regodeados en nuestras excesivas sudoraciones, las playas fueron declaradas zonas libres de pandemia, todos celebraban esa felicidad geográfica, convocados bajo la membresía dionisiaca del placer.

Pero toda felicidad tienen su fin y toda fiesta llega termina al amanecer. Valencia atardecía con la quietud habitual de sus domingos, en el cerro
El Café se movía una serpiente de fuego con altas llamaradas que bajo el cielo adquirían las formas del sueño, esa noche dormimos arropados con la palabra cuarentena, al día siguiente despertó a nuestro lado, ahora es parte de nosotros, vino para quedarse, ella tan decimonónica, una palabra tan lejana, tan de nuestros ancestros y sus historias como las de la fiebre española y ese otro rito en desuso del tiempo de las abuelas, algo que practicaban las mujeres recién paridas en otro siglo.
2.
Al otro lado del mundo, la cuarentena remitía a otro significado: el poderío militar chino, que con una prueba lanzada en su propio territorio, se colocaba a la cabeza de la superpotencia en el uso de armas  biológicas, lo que dejó en evidencia que la lucha por el poder global, entre China y Estados Unidos, va más allá del ámbito económico, y que con el esparcimiento del coronavirus por el mundo, los asiáticos se anotaban un tanto a favor de 3-0.

Primer punto: Lograron neutralizar la economía mundial, sumergiéndolo en una cuarentena. Que lo hagan también con el aparataje militar será cuestión de días.

Segundo punto: El coronavirus es una invasión silente e invisible presente de manera significativa en los países miembros de la OTAN, incluyendo los Estados Unidos. Los cunde de pánico con terrorismo biológico.
Tercer punto: China diseña una estrategia  de ajuste de  tiempos, da cuerda al reloj y lo detiene a su conveniencia en cada jugada. Primero se golpea a sí misma, capta una atención, detiene el juego con la simulación de un accidente por el consumo humano de filetes de serpiente contaminados con coronavirus.

Tras el brote provocado en Wuhan, China niega la alarma, niega el contagio, niega el peligro, el mundo le cree, se confía y apagan las alertas. China gana tiempo en su conteo, y a medida que avanza el virus invade y neutraliza cada nuevo territorio. Cuando Europa y los Estados Unidos están subyugados por la pandemia, China se declara libre del coronavirus, y con toda su potencialidad  militar disponible, lo mismo no se puede decir de los demás países. China juega el estratégico Mahjong con el mundo: Táctica, observación y memoria, que desplaza al ajedrez.en lo cerebral.
3.
Los chinos han sido eficaces en el arte de entretener, de allí que su teatro carezca de textos literarios, es un celaje de acrobacias, personajes de cantos de ópera y complicados malabarismos, lo que los ha hecho expertos en el disimulo, y eso es lo que han hecho.

 El caso chino no es un asunto que remita a Nostradamus pero si a la ficción literaria. Desde la hermenéutica y mediante una suerte de teorema se llega al mismo patrón predictivo utilizado hace cuarenta años (1986) por el escritor Dean Koontz, en su novela de terror, “Los ojos de la oscuridad”, sitúa en la ciudad de Wuhan, el epicentro de una virulenta epidemia que mata al 5 por ciento de la población mundial, tras ser liberado un virus de un laboratorio de poderosas armas biológicas de esa localidad. La única variable es que en su novela Koontz nombra a este virus como Wuhan-400, y no coronavirus.

Pero la literatura fantástica, siempre nos ha entregado un boceto de las apetencias que esconde el Régimen comunista en sus ansias por controlar el mundo. En los comics de los años 60 desarrollados por Marvel, reaparece el despiadado Ming –inicialmente incluido en la saga de Flash Gordon -1934-, personaje siniestro que parecía haberse vestido con las cortinas roja-amarillas del Salón del Pueblo que presidia Mao.

El objetivo de Ming era esclavizar el mundo, para ello creaba los más siniestros planes, y diseñaba armas con rayos desintegradores, capaces de desaparecer a la ciudad de Nueva York. Más atrás en la historia registramos a Fu Manchú que como el actual gobierno de China odia a la civilización occidental, sobre todo a la raza blanca, como dato curioso el actual coronavirus fue desarrollado para afectar principalmente a personas de sangre tipo A y B, que es la que  tienen más las personas de raza blanca.
China está en guerra, solo que el mundo aún no lo sabe.

                       Escena de Manhattan


Rosa no supo cuando su mente regresó a los pensamientos de los primeros días, siempre lo hacía como un acto reflejo de su pesimismo, y pensó que le llevaría tiempo adaptarse a la inmensa Babel de hierro, a la vertiginosa velocidad que reflejaban todas sus cosas, en la más empinada y cenicienta ciudad del mundo.

Pero el asunto es que llevaba un mes en eso de terminar de aterrizar y adaptarse, ya se le acababa el dinero, pese a que había llamado a medio mundo en Venezuela, a todos los que sabía podían tener contactos para que le ayudaran a conseguir un empleo. Ofertas había tenido muchas, hasta de sobra, pero siempre que había salido a las entrevistas, se quedaba petrificada, inmóvil en medio de la nada.

Después era sacudida por ese torrente sanguíneo que la movía de un tirón y ponía a sus pies a dar marcha atrás, en la  dirección de reversa, la unica direccion en que eran capaces de moverse, su indetenible huida. Llegaba al  hotel con la sensación de haber sido molida a palos, de haber sido perseguida por todas las miradas que sentía iban tras ella, como agarradas de su cuerpo, guindadas de su sombra.

En esos minutos de su escapatoria, rehusaba incluso mirar los rostros de los que se iba encontrando de frente, porque les veía una mirada de burla por su fuga, avusandola de no haberlo logrado una vez más. Rosa creía que eran capaces de auscultar su fracaso, de identificarlo como si ella tuviera una señal tatuada en su frente.

Las 7:55 de la mañana en la metrópoli que nunca duerme puede parecerse a la hora pico de cualquier ciudad del mundo, por eso Rosa tomó como una buena señal que en ese momento la avenida hubiera hecho una pausa en el flujo de personas, estaba casi solitaria, con poca gente.

Caminó hacia el lado más desierto de la acera, ya se disponía a cruzar, cuando miró sobre el horizonte y reparó en algo más que la sobresaltó y llenó de espanto, al ver las cientos de ventanas que bailaban proyectadas al cielo, sobre su cabeza, y que parecían asaltarla desde lo alto.

Sintió temor porque detrás de cada una de ellas sintió que la miraban como un bicho raro y se burlaban de su torpe caminar tercermundista que no era el desatendido y aislado estilo neoyorquino. Sintió que podían ver su no pertenencia, como que estaba allí de contrabando. Rosa miró de reojo su figura reflejada en una vidriera, y  pese a que llevaba el  cabello pintado de rubio platinado y su piel era blanca, se veía desencajar, tenía desactivado su mapa de la viveza colectiva, su auxiliar de navegación.

Mientras caminaba no dejaba de pensar en las decenas de ojos colgados detrás de los ventanales observándola, que  dejaban resbalar sus miradas desde arriba como agujetas invisibles, como los rayos del sol a esa hora de la  mañana. Razones suficientes para que ella, que pensaba que la mala suerte era como su sombra, lo tomara como un mal presagio.

Ella, que se esforzaba por borrar con el maquillaje de las apariencias cualquier rastro vulgar de su naturaleza humana, en ese momento se sentía desnuda, al descubierto.

Trató de no alojar en su mente pensamientos que no estuvieran en sintonía con la postmoderna y sacra doctrina de la Nueva Era. Pero recordo que ese día despertó con la boca amarga, y una acelerada palpitación entre el corazón y el estómago, este ultimo no dejaba de ladrar como un perro encadenado, al mismo tiempo lo sentía  como un saco vacío que alguien exprimía amarrado a su espinazo, presintió que algo no andaría bien. A esa hora, sabia de antemano que algo no saldría bien.

No debí salir, recordó en ese momento, paralizada, a tan solo un par de blocks del hotel, sostenida a la acera, por una fuerza de atracción que no le dejaba dar un solo paso, porque sentía que una vez más su cuerpo cruzaría el umbral del hambre en pleno corazón de Manhattan.

Douglas Gonzalez

Cronica Urgente / Diario La Calle

                  Locura por las pantaletas usadas


El primer ministro japonés Shizo Abe atravesó las puertas del salón principal, en la antesala lo esperaban, los ministros de Salud, Interior y Justicia convocados a esa hora de emergencia para tratar un asunto de seguridad nacional.

Eran las 7:30 de la noche del lunes 27 de enero, cualquier persona que hubiera pasado frente a esa residencia, conocida como Kantei, vería los ventanales iluminados al igual que todos los días, hasta las 10:00pm. Jamás habría sospechado que allí dentro se discutía el destino del segundo mayor placer sexual japonés luego de la cópula, la “burusera”, el oler pantaletas usadas,  y que implicaba destruir casi trecientos mil sobres presurizados con estas prendas adquiridas en China, para atender la demanda del negocio fetichista: un millón y algo compradas a jóvenes japonesas, quinientas mil que se calculaban estaban en tránsito de ser entregadas a sus destinatarios, además de otras setecientos mil en máquinas dispensadoras localizadas en las principales ciudades del país.

La “burusera” es la química del deseo, una práctica del fetiche. Desde hace décadas las jóvenes se han dedicado a vender sus bloomers usados. Su precio va desde 7 a 24 dólares dependiendo del tiempo de uso de la pantaleta.

Sus principales compradores son hombres de negocios y profesionales. Existe un protocolo para certificar el valor de la prenda. Las sudadas con dos días de uso, logran el precio mínimo, las más costosas suelen ser las usadas por una semana. La interesada en venderla  debe acudir a un agente autorizado, con la braga puesta y quitársela en una especie de probador bajo la mirada de una supervisora, además debe entregarla acompañada de una foto suya.

Existen otros valores agregados que pueden incrementar su valor, si tiene restos de menstruo, flujo o heces; el cliente también puede obtener un pequeño tubo de cristal con orina de su propietaria.

La práctica de la burusera comenzó como una entrega amorosa de una prenda de la novia a su prometido, pero el corte tradicional y rígido de la sociedad japonesa potenció la burusera a un comercio que mueve millones de dólares al año. Es tal la demanda que las damas de las familias japonesas son totalmente herméticas y celosas con sus prendas íntimas, está reprobado socialmente colgarlas con el resto de la ropa lavada.

Existen bandas delictivas que se dedican a robarle las pantaletas a las jóvenes colegialas para venderlas en el mercado negro.

 El Primer Ministro quedó a solas pensando en las advertencias de los otros tres miembros del gabinete: prohibir la burusera pondría en riesgo la economía, provocaría un desequilibrio psicológico en millones de japoneses, se incrementarían los delitos sexuales y las violaciones, y se elevaría la tasa de suicidios por esa transitoria infelicidad.

A esa hora todo Japón se disponía dormir, menos el primer ministro quien   desvelado hasta la medianoche abrió la caja fuerte, sacó una pantaleta amarilla envuelta en papel celofán y la quemó en el incinerador, mientras la otra mitad del mundo apenas amanecía bajo la sombra del coronavirus.

                      Nosotros...los marcianos


El descubrimiento de la Tierra como el mundo habitable en el que llegaron desconocidas civilizaciones extraterrestres y lo colonizaron, en el afán por hacer prevalecer su especie por los infinitos puntos cardinales del Universo, era  hasta hace pocos años uno de los grandes mitos que llenaba las páginas de las historias de ciencia ficción.

SUPERMAN
Superman quizás sea el personaje más conocido de la saga, a simple vista es un hombre común. Sin embargo, bajo su identidad de ciudadano rutinario, se esconde un extraterrestre dotado de superpoderes. Superman es un sobreviviente de Kripton, un planeta con una raza de superhombres, que siendo un niño es enviado a la Tierra por sus padres en una pequeña nave para que sobreviva y logre preservar su raza, en los momentos en que su planeta sucumbía a la destrucción.

Al crear este personaje en 1933 Jerry Siegel y Joe Shuster, ignoraban que seguían una tradición de los mitos milenarios de los dioses que bajaban del cielo descritos en los testimonios de antiguas civilizaciones.

Para los adeptos a Jung, y sus infinitas redes del inconsciente colectivo, las mentes de estos creadores se habrían conectado con una especie de memoria ancestral, que reúne todos los aspectos que convergen en la parte oculta, profunda y más insospechada de nuestra mente, y que vincula a todos los seres humanos, e incluso, involucra al medio ambiente, gravita en la atmósfera, y más allá porque es descrito como un campo energético que enlaza todo lo existente.

JUNG
Según Jung, hay una serie de experiencias psíquicas, imaginarios y símbolos, cuya existencia no viene dada por los aprendizajes adquiridos, sino que se trata de experiencias que compartimos todos los seres humanos, independientemente de nuestras historias de vida, desde el origen del hombre.

Quizás tanto el postulado del eterno retorno nietzscheano como el mito de Sísifo, pudieran entrecruzarse para explicar el devenir de una humanidad condenada –tras los actos fallidos de su existencia- a repetir el acto inaugural de la vida, hasta la eternidad, por propiciar la destrucción repetitiva de sus diferentes mundos.

Quizás seamos los únicos pobladores del Universo diseminados por todos lados y los extraterrestres seamos nosotros mismos, que a través de distintas etapas de nuestra existencia, hemos ido atravesando galaxias, buscando nuevos mundos habitables, y en cada una hemos ido dejando las huellas de nuestra infatigable hecatombe humana.

PHILLIP K. DICK
Hay una narración de Phillip K. Dick,  titulada “Equipo de Exploración”, que narra la historia de un grupo elite del ejército, cuya misión es encontrar un planeta alterno donde pueda desarrollarse la vida humana, momentos finales de la posibilidad de vida  en la Tierra marcha contra reloj bajo la sombra de un final apocalíptico, que se acerca cada segundo tras llevar treinta años de guerra continúa las superpotencias. Con esto han acabo las posibilidades de vida en la superficie del planeta, y los últimos humanos viven en colonias subterráneas, pero no les queda mucho tiempo. Sólo días. El paisaje de la tierra es de ruina y miseria, es el cementerio de nuestra civilización.

 El capitán Hattheway, jefe de la misión interplanetaria elige Marte como destino, un poco caluroso pero será posible que podamos adaptar la vida humana al cercano planeta, dice su informe.

MARTE
Cuando aterrizan en Marte bajo la densa sombra de la oscuridad observan un paisaje muy similar a las ciudades que existían en la Tierra,  con la sola diferencia había plataformas de lanzamiento robotizados por todos lados, como para asistir a una evacuación masiva, todo estaba convertido en una amasijo de chatarra, tras miles de años de ser abandonados.

Los primeros quince minutos en suelo marciano les permitió constatar que el planea había sido evacuado de emergencia, habían huido  de algo inexplicable, pero terrorífico.

No había agua, ni ninguna presencia de otros recursos naturales, todo era destrucción y polvo de hollín oxidado. Aquí es imposible vivir, dijeron al unísono. Para ese momento cada uno tenía retratado el pánico en su rostro.

Los siguientes ocho minutos fueron mucho peor, consumidos por la incertidumbre revelada por un telescopio encontrado en una de las plataformas, en buen funcionamiento, y en el cual encontraron las coordenadas que con el instrumento pudieron ubicar y visualizar el planeta al que habían huido los marcianos.
Iremos tras los marcianos, observemos hacia donde fueron, si ellos se salvaron también nosotros, conversaron entre sí los tripulantes.

TIERRA A LA VISTA
Cada uno fue pasando a observar la promesa planetaria encontrada por los marcianos, pero todos se retiraron del telescopio con gestos de espanto. Uno a uno a medida que miraba por los binoculares exclamaba con asombro, no lo puedo creer,  es la Tierra.
 Los marcianos somos nosotros, no hemos viajado a ningún lugar, sólo hemos vuelto a casa, somos los hijos de este pueblo fantasma, pareció sentenciar al final el capitán Hattheway.

El relato de Phillip K. Dick, no es un hecho improbable, más cuando hoy, aquí en la Tierra muchos apuestan por la validez de esta hipótesis, a tal punto que para los próximos años las agencias espaciales planean enviar  a Marte equipos de exploración arqueológica a fin de excavar el suelo marciano en busca de las huellas perdidas en el tiempo de esa otra humanidad que vino a conquistar la Tierra para renacer de nuevo, pero como siempre, para terminar al final tratar de escapar de la amenaza  de nuestro propio apocalipsis.

domingo, 22 de marzo de 2020


                   Lo real está en el silencio


Ludwig Wittgenstein fue el filósofo que postuló que el silencio es la suma mayor de todo lenguaje posible. Al final de su obra Tratactus Logico-philosophicus –piedra angular de la filosofía del lenguaje-, señala que el lenguaje no habla de la realidad sino de sí mismo -es una representación- las palabras hablan de palabras no de otra cosa.

Tras pasearse por un andamiaje de deducciones lógicas argumentativas, luego de estudiar y derivar consecuencias sobre el lenguaje e identificar que al interior del lenguaje se juega al sentido, es decir a la interpretación subjetiva de las palabras; lo que llamó los juegos del lenguaje: nos dice como el sentido se construye siempre al interior de un conjunto de reglas que delimitan que es lo verdadero y lo falso, y lanza su teoría más controversial: el lenguaje no cumple su función de representar la realidad, está incapacitado de alcanzar ese objetivo: de lo que no se puede hablar, es mejor guardar silencio.

¿Qué hacer? ¿Lo que hace todo el mundo? Hablar sin parar aunque ese hablar jamás llegue a alcanzar lo real, y tal vez sea el silencio el que permita cifrar el movimiento de captarlo. Para Wittgenstein es el silencio el que abona el sentir, porque en silencio es que vemos al hombre pensando.

Por su estructura el Tratactus es un libro de difícil lectura, que busca profundizar la lógica y la filosofía del lenguaje. No es un libro de uso común –difícil que usted lo consiga en una librería-, tampoco es un libro abordable sin tener conocimiento previo de la lógica analítica, que debemos diferenciar de la lógica del sentido común que es lo que la mayoría suele nombrar como lógica. Es un libro problemático y desafiante en su comprensión, en el que se disputa todo, desde el lenguaje como real vehículo de expresión hasta la filosofía como ámbito donde se construyen las respuestas.

La escritura de Wittgenstein es fragmentaria, muy imprecisa y en permanente fluctuación, pero leerlo estimula pensar y a pensarte, pero pensarte más allá de las cosas y del lenguaje que las nombra. Hacerlo desde el sentido y el sin sentido de la expresión.

El Tratactus fue escrito en gran parte en los lugares menos imaginados para concebir una obra de su categoría, genialidad y trascendencia: las trincheras del frente de guerra de la Primera Guerra Mundial, donde Wittgenstein -siendo muy joven- luchaba como soldado del Ejército austriaco, su país de nacimiento, aunque posteriormente se nacionalizara británico. El libro siguió avanzando en su redacción incluso en la temporada cuando Wittgenstein estuvo recluido en un campo de concentración italiano.

Wittgenstein no es un autor popular, ni de lectura masiva, pero nos brinda una apertura hacia una filosofía desde donde podemos repensar todas las cosas.

     Una extraña solicitud


Recibí una solicitud de amistad en Facebbok de la escritora argentina Silvina Ocampo quien tiene 30 años de muerta...la cual respondí asi:

Mi estimada señora, le voy a repetir algo que quizás usted este cansada de escuchar como una letania los últimos 30 años de su inexistencia, usted está muerta.

No creo que a usted le sorprenda tanto leer en mis palabras la reiteración del hecho indudable de que usted ya no pertenece al mundo de los vivos, como a mi recibir una solicitud de amistad en mi Facebook, desde el mundo de los muertos.

Me siento doblemente halagado que usted haya reparado en mí un humilde periodista y profesor de escritura, perdido en el anonimato de esta comarca del Caribe que es Venezuela. Primero por su condición de escritora, segundo porque lo hace desde el más allá, donde supongo no todos los difuntos tienen acceso a Facebook, sino el mundo sería un caos donde todos estarían chateando con sus muertos, y la muerte seguro perdería rigor y misterio, algo impensable. Porque pudiéramos estar hablando del fin de los ritos funerarios y de los cementerios, del apego a la necrofilia. Se acabarían los duelos por perdidas de seres amados, y sólo existirían los duelos amorosos a los que como usted sabe, no se les guardan luto sino despecho.

De sólo imaginar que mi Facebook se convirtiese en un espacio lleno de fantasmas; revisar un día la lista de mis contactos y ver que estoy en medio de un mundo de difuntos, sería espantoso para mí. Más aun viendo que me lleguen mensajes de personas como usted, que más que escritos serían verdaderos susurros del inframundo, como los de cualquier ser desencarnado, quejumbrosa y lenta, como aseguran es la voz de los muertos.
Cada vez que abriera mi Facebook lo haría con una misteriosa e inasible pesadumbre, pensando que usted está en lo desconocido, usted que siempre ha existido para mí, como un nombre de eventual recurrencia en los compendios de literatura hispanoamericana.

De aceptar su amistad también debería aceptar, por ejemplo, la de Tomás Eloy Martínez, coterráneo suyo con quien curse un par de notorios seminarios sobre el "nuevo periodismo" en sus últimas visitas en Caracas. Pero siempre he declinado tener amistades metafísicas, mucho menos en mi Facebook, sería algo atractivo, turbio, y aterrador, como el hecho de que usted me conteste este mensaje (espero que no).

Sin duda tengo en mi red, gente mucho menos generosa y culta que usted, pero con la diferencia de que ellos están vivos y usted no. Y la vida mi estimada señora, a diferencia de las novelas, tiene un final irremediable.

Debo confesarle que su solicitud de amistad me inquieto, tanto como cuando en mis años de liceísta pase casi quince días sin dormir tras leer la novela Aura de Carlos Fuentes, que impregnó mi imaginación de una atmósfera misteriosa y siniestra, como el hecho de que yo esté escribiendo este mensaje quimérico y mágico para alguien que habita en el más allá.

Ante su solicitud solo puedo recordar ese cuento referido por su querido Borges, no menos espeluznante que esta comunicación, que el narró diciendo "….estaba sola en el mundo, de pronto llamaron a la puerta…."

Le aseguro mi estimada señora que no sere yo quien la abra.
Saludos.
Al general Pérez Jiménez 
no le gustaban los chinos


El edecán le hizo seña de que pasara al Despacho. Pedro Estrada el hombre de la mano de hierro del régimen, cerebro de la Seguridad Nacional, cruzó la puerta enarbolando su sonrisa enigmática de todos los días.

El general Marcos Pérez Jiménez, estaba parado con el teléfono al oído, mientras apoyaba la otra mano sobre su inmenso escritorio donde parecía caber un continente entero,  al verlo le hizo un ademán de que se sentara, colgó la llamada y se arrellanó en la silla presidencial, donde su figura lucía más corta y regordeta de lo normal. Cruzó las manos sobre su abdomen, mientras jugaba con sus dedos le preguntó, dígame que tenemos hoy Pedrito.

Pérez Jiménez solía llamar por diminutivos a sus cercanos colaboradores, algo que manejaba como un código de confianza. Por esos días, en la memoria del terror estaba aún fresca la desaparición de siete sicilianos de una pensión de Caracas, que equivocadamente se habían aventurado en una secreta conspiración para asesinarlo.

Una aventura que nació a instancias de un interesado que necesitaba unos chivos expiatorios para crear una amenaza, y congraciarse abortando el complot. A los italianos les prometieron cien mil bolívares que nadie les dio, porque los muertos no cobran.

Consciente de lo delicado del tema Estrada apuró la pregunta: “General  quería preguntarle que decidió sobre la solicitud de ingreso de ciudadanos chinos”.

“Usted sabe Pedrito, que ni chinos, ni árabes –respondió y luego agregó-: “Esa gente no entra aquí, sabe que los chinos comen cualquier vaina que se mueva, y no se integran como el europeo, son una raza aparte, y aunque parezca habladera de pendejadas, usted sabe lo que dicen,  que nadie ha visto nunca un entierro de chino.

Estrada escuchó la negativa con una sonrisa franca y apacible. “Esos chinos algún día le van a echar una vaina al mundo, y agregó, deje el tema de los extranjeros en manos de Laureanito (Laureano Vallenilla-Lanz, ministro del Interior), a menos que alguno quiera venir a matarme”. Era una mañana del mes de noviembre de 1955.

Wuhan es una de esas ciudades desconocidas, sin rostro. Casi aislada culturalmente. Ninguno de sus habitantes ha visto jamás un negro en persona. Nada memorable ha pasado allá porque ni siquiera aparece en el Almanaque Mundial.

Nadie se habría enterado jamás de su existencia si en  el pasado mes de diciembre no se convierte en el epicentro del Coronavirus que empieza como una gripe, causa fiebre y neumonía. Un virus mortal que entró en el cuerpo de un hombre después de que éste consumiera carne de una culebra infectada tras ser mordida por un murciélago portador del virus. Ahora es transmisible de humano a humano.

A partir de  ese momento  China se ha declarado en emergencia y la comunidad internacional en alerta.

Wuhan ha sido aislada, 80 muertos y 2.500 infectados. Nadie entra ni sale de esa ciudad de casi 12 millones de habitantes, el mercado de carnes exóticas ha sido clausurado, el resto de los países temen a su peor enemigo ese que no se ve, es silencioso e invisible y que puede volar por los aires de un Continente a otro, el mundo teme una nueva peste. Es el mes de enero de 2020.

Douglas Gonzalez


(Crónica Urgente/ Diario La Calle)

  Puede ser de otra manera



Todo puede ser de otra manera, es el axioma que prevalece en el enfoque  deconstructivista. Sale en busca de las otras perspectivas posibles, porque se parte de la premisa de que no hay verdad absoluta, porque no hay una verdad.

Lo que existe es una instalación de verdades que han pasado a creerse absolutas e incuestionables desde su imposición, y retroalimentadas con el ejercicio del poder.

El papel de la verdad es suplir totalidades, ser lo definitivo, lo seguro, un recurso al que apelar ante las interrogantes o los naufragios. Nuestra sociedad para estructurarse ha utilizado verdades con patentes eternas para funcionar y establecer un horizonte de equilibrio ficticio.

Por eso filósofos como Jacques Derridá, señalan que detrás de la veneración de muchas verdades sopla un viento de sospecha, algo oculto de los intereses históricos.

Derridá parte siguiendo la línea de Michael Foulcault, excarva el terreno, buscando el origen y cómo se legitimaron porque sabemos que ningún concepto anda mostrando su partida de nacimiento. Como los mitos se muestran como si fueran naturales, existentes de toda la vida.

Un concepto aceptado como verdad supone la eliminación de otras perspectivas, la liquidación de otros argumentos, la preeminencia de uno de ellos que se impuso sobre el resto. Pero ¿qué tiene que ver ese asunto sobre la cotidianidad de Juan, Pedro o María?
Ninguna.

Saberlo ni siquiera asegura que seremos  más importantes o mejores personas. Tampoco nos asegurará mayor felicidad.

Y es que la deconstrucción es una filosofía que no tiene nada que ver con la felicidad, menos aún con la felicidad de marketing inscrita en el ámbito de la vida “utilitaria”, que se ha convertido en una especie de narcótico para la angustia existencial que según Heidegger condiciona la vida del hombre.

En todo caso la filosofía de la deconstrucción es una elección más de despertar- desde un ejercicio intelectual-, ante la realidad de la existencia zombie, aparentemente armónica y apacible, donde se vive en paz, donde todo funciona bien y correcta, cuyo origen podríamos decir se emparenta con la caverna de Platón, de la que muchos prefieren no salir, lo que también es una elección.
              
                       La carrera sin final


Toda literatura engendra una visión cosmogónica  única, su forma de amalgamar su representación del mundo, el discurrir de la existencia de sus seres, el mapa perceptivo de sus geografías. Cada literatura aunque se enarbola con las mismas palabras, lleva un sello, una caracterización genuina, y un tono irrepetible.

DE LAWRENCE A DYLAN
Es el caso de los narraciones cortas de los escritores ingleses Dylan Thomas “Relatos completos”, (Random House-483páginas), y D.H Lawrence, “Tú me acariciaste y otros cuentos” de D. H. Lawrence (Random House-698 páginas) –con los que consumí el calendario de estos días decembrinos-, la geografía y las vidas humanas junto al accionar de sus conciencias se entrecruzan y yuxtaponen de forma vehemente.

Es la sensación que queda tras leer los dos tomos de cuentos de forma intercalada, de ambos  escritores, donde apuntan y perfilan un verdadero atlas humano, sobre el que despliegan una especie de supra-conciencia de lo terrenal, en donde los paisajes descritos parecieran verdaderas manifestaciones del  “topus uranus” de las emociones.
Cada hombre cohabita con los mundos a los que les permite acceder su estado de conciencia. Los mapas de la densa geografía que demarcan continentes, montañas, mares, desiertos, llanuras, con sus depresiones y accidentes de terreno, en manos de un escritor son como las zonas confiscadas y transitorias del yo debatiéndose sobre que figuración del ego va a asumir.

LOS CUENTOS
En los cuentos de Lawrence encontramos al escritor que va al encuentro de su literatura, pero que aún no se atreve a colocar su piedra fundacional, eso lo hará años más tarde. Mientras que Thomas actúa como un conquistador del lenguaje, su grito es: la literatura toda me pertenece, siguiendo lo cifrado de su espíritu  bohemio hizo del alcohol el mar en la travesía de sus navegaciones poéticas. Lawrence parte de la imagen del escritor clásico, culto, inteligente, sensible y certero. Thomas la del artista enaltecido desde temprana edad, con su “halo” de outsider, poeta incomprendido e irreverente, un delirio que si  bien le confirió el aura de ser un divo de las letras, también alentó su propia destrucción.

FIGURACIONES
En Lawrence, hay un constante cambio en la línea descriptiva, pero nunca de ritmo, involucra al paisaje y los hombres como una suave melodía, que somete a la geográfico a un matiz y a una comprensión que va más allá de lo racional, y así, comprendida y descifrada, la hace cercana a la vida humana, a veces limitándola sin guardar despojos,  otras, dejándola que manifieste, que emane su propia esencia, a manera de preservar la violencia intrínseca de lo natural. Aunque detrás de cada línea siempre nos deje como un telón de fondo, un espacio silenciado, donde sólo hay lugar para las intuiciones.

El Lawrence de estas narraciones no sorprende, sus relatos parecieran navegar en un ligero barco de papel sobre un  ligero riachuelo, llano y cristalino. Siendo sus primeras narraciones, no guardan ninguna relación con el Lawrence que escribió “El Amante de  Lady Chatterley”, la novela que trajo a la literatura, el sexo, el orgasmo y las variadas formas del éxtasis sexual, no como una propuesta pornográfica, sino como una manera de contraponer el imperio de los sentidos, la profunda naturaleza erótica del hombre frente a un mundo mecanizado y deshumanizante, posterior al de la I Guerra Mundial.

SUEÑOS Y DELIRIO
Pese a que escribió estas historias en su etapa inicial del escritor que explora su propia literatura, en éstas ya se evidencia un alto vuelo literario, impecable lenguaje, y una precisa capacidad de desnudar la sociedad de la época, y su gravitación destructora hacia todo lo que representa la naturaleza esencial del hombre, su ser. Lawrence se crece en lo que será uno de sus sellos, el de un diestro y sempiterno jugador con el lenguaje, capaz de llevarlo a cualquier dimensión narrativa.

CONDICION HUMANA
Hay una extensa filosofía de la condición humana en la narrativa de Lawrence, “El sol está en el centro  del cielo, como el corazón en el centro del ser. El sol es en sí mismo la inteligencia cósmica, así como el corazón es en el ser la sede de la facultad emocional”.

“Él estaba muerto y la carne viva de ella no tenía lugar contra él”.
“No se puede hacer sucia en los actos y espiritual en el ser”.
Por encima de cualquier consideración, Lawrence nos legó en estos cuentos una obra en la que  apuesta al hombre y a su ser. Lawrence, descrito a menudo como un hombre un tanto taciturno, tendiente a la melancolía, murió de tuberculosis, faltándole el aire de la existencia, ese que tanto defendió en su obra.

NATURALEZA POETICA
Dylan Thomas es un poeta que jugó brillantemente con la prosa. Escribió cuentos memorables llenos de una poesía capaz de elevar al paroxismo a cualquier lector. Hay un eco gótico en muchas de sus escenas descritas que parecer haber sido hechas con el mismo material con que se construye la noche, descripciones e imágenes que transcurren en lo sombrío. Textos que despiertan lo emocional, la fe o su ocaso, tejidos desde lo visceral, tal como lo reclama su palabra de empeñado poeta maldito.

Los textos de Thomas, son un carrusel donde giran las pasiones humanas y sus bajos instintos, también la soledad, y la tensión humana de no ser comprendido. Son un paisaje apocalíptico entretejido en las nubes a cielo abierto, con el que nos evoca un tono profético al estilo bíblico. En momentos nos presenta escenas y personajes que parecen escapados del fondo del averno, o de espacios donde queda excluida la existencia de cualquier dios.

EL CIELO ENTRE LAS MANOS
En un cuento de Dylan Thomas el señor Humphries, el señor Roberts y el joven señor Peterson pueden ir camino a la taberna del pueblo e ir dándole la mano a las nubes, o inclinarse sobre redes del crepúsculo. Así escribió Thomas sus cuentos, manifestando su evidencia poética entre líneas. El caudal que se desata tras la lectura de Dylan Thomas se resume en una palabra abisal y portentosa: alucinación.

La escritura le permitió exhibir los laberintos terribles que ocupaban el espacio de su alma derrotada, y el desnudo altar de piedra frente al mar en que cada noche derramaba su propia sangre por la vida inmunda e infeliz que le toco vivir, a la que puso fin, según la leyenda, a los 39 años, una medianoche aciaga del año 1953, en un bar de la ciudad de New York, tras declamar su insaciable poesía y tomarse dieciocho whiskeys seguidos.

La sombra muere primero


El tren de la ruta Oeste del Metro arribó a la estación número 12 a las 10:09am, era una mañana lenta de un domingo solitario, apenas media docena de pasajeros iban en el vagón.

Las puertas se abrieron al unísono que los frenos hidráulicos descargaron de un pitazo su aire comprimido. Ely Núñez de 48 años despertó sobresaltado y saltó precipitado de su asiento apenas logrando salir unas décimas de segundos antes de que sonara la señal del cierre de puertas; atravesó ese umbral sintiendo que el corazón se le salía por la boca, con una sensación seca en su lengua, como si un trozo de papel de lija estuviera atorado en su garganta.

Caminó lento dejando que el frío del aire acondicionado permeara toda su humanidad, a medida que avanzaba se sintió  invadido por una indescriptible comodidad, y una ligereza en cada uno de sus pasos. Cuando subió las escaleras su sombra era una leve mancha gris.

Al salir a la calle se dio cuenta que todo lo veía con mayor nitidez, hasta podía percibir la incesante danza de las moléculas en todas las cosas.

Cruzó la avenida ya sin su sombra y nunca vio que su cuerpo comenzaba a desvanecerse.

Como tampoco vio la ambulancia que esparció los ultimos vestigios de su existencia, al embestirlo cuando ya su cuerpo era una sutil huella de polvo en el asfalto, dejando tras de sí un cumulo de diminutas partículas dispersas en el aire como las que flotan en los rayos del Sol; en momentos en que ésta atravesaba velozmente la avenida en dirección a la Estación  del Metro número 12, donde un pasajero fue encontrado sin vida, fallecido de muerte súbita.

Dos arquetipos novelescos


En literatura hay dos personajes que forman parte de los arquetipos de la condición humana Don Quijote y Madame Bovary. Ambos simbolizan dos vidas que claudicaron a las fantasías que promueve la lectura de relatos románticos y de aventuras. El primero, se obsesiona en imitar la vida de los nobles caballeros que protagonizaban las sagas de las novelas de caballería a las que leía con desaforado delirio.

El segundo, es Madame Bovary, protagonista de la novela de Gustave Flaubert. Emma Bovary casada con un médico de provincias sucumbe ante las historias de amor de las novelas románticas, las que devoraba leyendo cada noche hasta el amanecer, presa del hastío de su matrimonio, busca una vida de romance y en una serie de amantes ese amor ideal que sólo existe en la ficción novelesca, al final decepcionada del fracaso y sus desventuras amorosas decide suicidarse.

Douglas Gonzalez


D. H Lawrence: lo erótico



La literatura erótica despierta en el Siglo XX con D. H. Lawrence, su libro “El amante de lady Chatterley”, estuvo sujeto a la controversia y llevado a juicio, antes de salir a la venta.

Rechazado por varias editoriales, al final luego de suprimir partes ardientes del relato, que generaban un éxtasis jamás encontrado en otro texto, la novela terminó siendo editada con un cuerpo mutilado –la mecanógrafa encargada de transcribir el original para su impresión renunció al llegar al capítulo seis por las sacudidas sexuales que su lectura generaba en su cuerpo-, hasta la década de los 60, época de la liberación sexual se permitió que la obra se reimprimiera con el contenido original de cada una de sus partes.

En la Venezuela de mediados de los años 70, las librerías exigían ser mayor de edad a quien solicitara comprar “El amante de Lady Chatterley”,  por lo que los estudiantes de Letras de la Universidad, si eran menores de edad, y que por razones catedráticas estaban obligados a leer la obra de Lawrence, debían  adquirirlo con su representante y éste obligado a firmar un libro donde certificaba que sería usado con fines académicos.

Nadie como Lawrence se había asomado antes en la literatura con un ejercicio tan transgresor en el lenguaje ante lo erótico, y al mismo tiempo con tal nivel de matiz y sutileza, abundando lo sensual y con ello derribando los últimos muros de la recata sociedad victoriana y su influencia en el mundo.

Como un amplificador de cada gesto, cada caricia de ese diletante  mundo erótico que invade y perdura en la conciencia más allá de los sentidos, incluso más allá del acto amoroso, y abraza como la corriente de un río a la piedra sumergida en sus aguas al otro cuerpo: “a cada momento, en cada instante, ella sentía que cedería completamente y se hundiría disuelta: se aproximaba el punto de fusión en que se desharía de la perfecta inconsciencia de sus pies.

Pero él la llevaba por la sala bailando  y parecía sostener todo su cuerpo con sus  miembros, con su propio cuerpo, y su calidez parecía penetrar en ella, más cerca, hasta fusionarse en su interior y convertirla en líquido para él, como una intoxicación. (La Media Blanca / D.H Lawrence-1914)

La sexualidad es el cumplimiento del deseo alimentado por la pasión, y un dejar de ser en esa brevedad que salimos de nosotros mismos para reencontrarnos en el cuerpo del otro. Lo erótico es el viaje de la mente saltando las prohibiciones, colocando al ojo donde jamás debería mirar, es la seducción del otro en uno mismo, lo imaginable, lo fascinante.

Sade que inauguró una especie de erotismo negativo postuló en su utopía que una sociedad con plena libertad sexual, debía abolirse la pena de muerte, pero no el asesinato sexual, porque el sexo responde a nuestro instinto animal, responde a alcanzar el objeto del desahogo, incluso hasta si llegásemos al frenético arrebato, deshacernos de él exterminándolo, cómo única manera de que nos revierta el placer concedido.

El erotismo es otra cosa, es transgresión del pensamiento, jugar en la mente con lo prohibido, abolir la represión en cada fantasía. Fourier sentenció, estamos condenados simultáneamente a inventar reglas que definan lo normal en materia sexual –y a transgredirlas desde lo erótico, que es donde se hace cumbre la novelística de D. H. Lawrence.

Imaginación y deseo erótico están más allá de la carne esencial, del instinto, porque no es un cuerpo cualquiera lo que persigue el erotismo, a diferencia del instinto animal, no. Es un cuerpo que encarne las posibilidades de su imaginación erótica.

Douglas Gonzalez



 Toni Morrinson al vuelo


Crimen, pasión, envidia que todo lo que mira lo pervierte, la violencia en sus diferentes matices y su acción demoledora de certezas. La realidad inmediata siempre presente como un campo cercado de espinas, guetos innombrables construidos por el color de la piel, la vida de los afroamericanos separados de esa otra realidad que les es tan inalcanzable como lo son los sueños al despertar.

Así gravita el mundo narrativo de Toni Morrinson (Ohio-EE.UU /1931), escritora afroamericana, premio Nobel de Literatura 1993; un mundo que como un péndulo se mueve entre el legado de la fantasía mítica de la esclavitud y lo irrevocable de una sociedad blanca, dominante e intransigente que niega la integración, y a veces la mínima convivencia entre razas diferentes.

Las voces urbanas y rurales, el eco de las luchas generacionales de la gente de color en Estados Unidos, por el reconocimiento y la igualdad, y como estos se reparten en una cotidianidad que a veces deja espacios de descanso para la felicidad que pasa como un brisa efímera hasta que desaparece en la inacción de las rutinas de vidas obstinadas, la tristeza que los embarga o los interrumpe la desgracia, son elementos del quehacer poético de sus textos.

Los personajes de las novelas de Toni Morrinson tienen el estigma de los buscadores de tesoro, pero al final de cada búsqueda, tras seguir la ruta marcada en cada uno, terminan dándose cuenta que la equis que indica el lugar del hallazgo está bajo sus  pies, y que el tesoro son ellos mismos.

También hay una fragua, un respirar constante al ritmo de la existencia inconforme, la que trata de ir más allá de las preguntas y que no cesa en su afán de trascenderse a sí misma. En sus novelas  perviven las pequeñas alegrías, los amores devotos, lo delicioso del vivir que como un matiz en momentos opaca la dureza de sus vidas.

Conocí la narrativa de Morrinson a través de una crítica argumental sobre el desarrollo de una de sus tramas que hiciera el escritor José Saramago (Premio Nobel 2008), sin embargo, luego de leer cinco de ellas: “La Canción de Salomón”, “Ojos Azules”, “La Isla de los Caballeros”, “Beloved” y “Sula”, en cada una pude leer a una escritora que deja resonancias en un eco literario que se expande párrafo a párrafo, generando la atmósfera  que  define el hecho estético que estructura las páginas de sus libros. Mínima quedó la crítica de Saramago.

Toni Morrinson voló ayer a los 88 años, dejándonos esos mapas del tesoro que son cada una de sus novelas, llenas de una desmesurada literatura.
                  Una cerveza en Saint Cloud


Cerca de la ciudad de Kissimmee, está el pueblo de Saint Cloud, fundado por soldados del Ejército del Sur al final de la guerra civil norteamericana, eso hace que no sea casual que en casi todas sus casas ondee como una símbolo de lealtad a ese pasado la bandera confederada, señal de todo lo que allá existe: Racismo, cultura supremacista Redneck y abundantes whitetrash´s, anglos pobres que bajan de sus carros con su prole descalza y se atiborran de comida chatarra en las tiendas de baratijas de todo a dólar.

La vía es muy transitada por grupos de motorizados que cuando no están acelerando sus Harley´s  en la carretera, descuentan largas raciones al tiempo estacionados en un bar que está en una encrucijada frente al Fleat Market armado como un campamento de tinglados y construcciones efímeras. El bar invita con sus avisos con letras de neón, es una cabaña de madera enclavada en medio de la nada, con una bandera de los Marines junto a la confederada, señal del culto militarista, de gente poco tolerante, no exenta de la camorra y donde negros y latinos no son bienvenidos.

En pleno verano, con el sol derritiendo el asfalto, nuestro mayor deseo era una cerveza bien fría, y esa cabaña era toda una tentación. Aquél verano pasé cada sábado frente a ella, porque mi esposa, Gloria, trabajaba los fines de semana en el Fleat Markett, en el bazar-tienda de Paul, un  gringo buena gente y bonachón que a lo largo de cinco locales, vendía artículos para coleccionistas y husmeadores de  las más extrañas vanidades.

Gloria salía a las 3pm, pero atraído por ese ambiente de feria y su peregrinación humana, yo llegaba antes del mediodía para caminar de arriba a abajo, como un viandante extasiado de aquél decimonónico y casi laberíntico campamento lúdico.

Un día llegué a un puesto de comida con mesas regadas en un amplio pasillo, donde vendían muslos de pavos con gigantescas papas rellenas de carne y queso fundido, al frente tenía una tarima donde alguna que otra vez vi a un solitario cantante, sin público, entonar lánguidas canciones con inmensa carga de melancolía, por mucho tiempo sólo vi esa estampa de sólido aburrimiento, que sólo sobrevolaban las moscas, pero ni rastros de cerveza porque según explicó su dueño, un gigantón de Alabama, la nevera llevaba semanas descompuesta.

Acostumbrado a verme cada sábado pasar frente a su local, el  gigantón, quien ya me decía “buddy” (pana, compinche), un día me anunció que el siguiente fin de semana tendría cerveza y música de una banda que calificó como "unos muchachos que tocan excelente".

Ocupado por un trabajo temporal, no fui el siguiente sábado sino, después de un par de semanas, caminaba y como a cien metros del local ya se sentía el ambiente de juerga que rodeaba aquél recinto. A medida que te adentrabas en el espacio del local, el sonido de las guitarras y la batería marcando el tiempo musical que crecía desalojando el murmullo de los pasillos, iba alentándolo todo con sus melodías festivas. En la tarima vi a un grupo de músicos, eran los muchachos con barba y cabello entrecano de "buddy", quienes con un acento sureño depurado, calmos y distantes, tocaban los primeros acordes de una notable versión de la canción “The Sultan´s Swing”, del grupo Dire Straits, cuya voz líder y primera guitarra Mark Knopfler, es uno de mis imprescindibles, eso le imprimió mayor tono de fantasía a la tarde.

Al verme el gigantón “buddy”, con una sonrisa que podía enmarcarse en un gran aviso de la carretera, me alargó una helada lata blanca de Budwiser,  una cerveza “lager bohemia”, de casi uno litro, “está va por la casa”, me dijo. Esa cerveza –pese a que ya había tomado algunas desde mi llegada a Estados Unidos-, fue la primera que me tomé allá con total plenitud, la disfrute como un beso de la abundancia, paso a paso, desde que bajó por mi  paladar con su amasijo burbujeante, hasta sorberla toda como si fuese la metáfora de un cuerpo enamorado.

Esa tarde frente a aquella tarima, entre el olor extravagante de cerveza agria, regada por el piso, a carne ahumada de pavo asado y hotdogs, escuchando esa mixtura de voces y sus acordes de guitarra, sellé una breve felicidad de mis años vividos en Kissimmee, tiempo en que no me leí un solo libro, pero peregriné hacia otra forma de felicidad.  Años después me enteré de que el viejo Paul había muerto, y que el Fleat Market, como todo carrusel de fantasías desapareció de la noche a la mañana, arrasado por un tornado.

Douglas Gonzalez

 "Cronica Urgente" - DIARIO LA CALLE