El tiempo y los tiempos de la conciencia
El tiempo exterior de los relojes y el tiempo interior de la
conciencia nos impide conocer al tiempo como una unidad, sino en una derivada
fragmentación. La escritora inglesa Virginia Woolf señalo a este respecto que
la única manera de conseguir la visión unitaria en este mundo fragmentado, es a
través de la propia e individualizada percepción, con la que elaboramos el
mundo de nuestras observaciones cada vez que lo vemos una y otra vez.
En el universo de las pasiones –por ejemplo- el tiempo suele ser un acertijo sin solución. Ernesto Sábato en el memorable capítulo 34 de su novela El Túnel revela la acuciante angustia del tiempo cuando es marcado por las agujas de las emociones, donde en un minuto se puede vaciar la eternidad entera.
El tiempo es uno de los elementos obsesos de los
enamorados: “Estar contigo o estar sin ti es la medida de mi tiempo”, escribió
Borges. Esa obsesión la encontramos en Woolf como representaciones: diálogo que
la es del verbo, el tiempo exterior, y el monólogo el tiempo en toda su
interioridad. En su obra Virginia Woolf siempre tendrá entre ambos elementos
una permanente tensión y reacomodo, tratando de subvertir su visión del mundo
una y otra vez, entre el tiempo mecánico observable de los relojes, y los
fragmentos de tiempos que habitan el interior de la conciencia humana.
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