domingo, 19 de julio de 2020



Cosas de ángeles


Ud. Los ve, aparecen de pronto, siempre en medio de una calle, donde nunca habían estado antes, en lugares donde nadie los conoce, ni los habían visto jamás, nadie llega a saber cómo ni por qué motivo llegan, ni quien los trae. Un buen día ud. se asoma a la puerta, y ve a uno ahí, parado en medio de la nada, con la mirada pérdida, como si hubiera caído del cielo. Eso pasa con todos, y yo creo, que sí, que caen del cielo, dijo apuntando su pipa hacia un vagabundo desmemoriado que daba vueltas con pasos torpes, alrededor de un árbol de la plaza repitiendo en voz alta un monólogo con palabras de otro mundo.
Ud. Jamás se ha preguntado por qué nunca los ve aparecer de niños, ni de adolescentes, y muy pocos en edad madura, siempre son viejos o muy viejos, y en caso extremo requeteviejos.
Pensemos con lógica y preguntémonos qué hacen los ángeles cuando quedan desempleados, qué pasa con los que pierden su trabajo por alguna negligencia, por un lapsus interruptus en su perfección. Y los jubilados, a dónde van a parar los que llegan al final de su vida laboral, ¿Qué destino tienen los ángeles viejos? Los que ya no pueden volar, ¿tendrán derecho a una pensión de retiro?
Pues no. Nada de eso, una vez usados y mermadas sus capacidades angelicales los mandan para acá abajo, pero no los mandan en sus cabales. ¿O es que ud. no se ha preguntado de dónde salen los locos?  Vienen de allá arriba, son los ángeles desechados del cielo que les han borrado la memoria y les han sembrado un poquito de fantasía por dentro, para que caminen de arriba abajo sin cesar, y desgasten con sus pasos un poco del tiempo de su ya olvidada eternidad.

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