Cosas de ángeles
Ud. Los ve, aparecen de pronto, siempre en medio de una calle, donde nunca habían estado antes, en
lugares donde nadie los conoce, ni los habían visto jamás, nadie llega a saber cómo
ni por qué motivo llegan, ni quien los trae. Un buen día ud. se asoma a la
puerta, y ve a uno ahí, parado en medio de la nada, con la mirada pérdida, como
si hubiera caído del cielo. Eso pasa con todos, y yo creo, que sí, que caen del
cielo, dijo apuntando su pipa hacia un vagabundo desmemoriado que daba vueltas con
pasos torpes, alrededor de un árbol de la plaza repitiendo en voz alta un
monólogo con palabras de otro mundo.
Ud. Jamás se ha
preguntado por qué nunca los ve aparecer de niños, ni de adolescentes, y muy pocos
en edad madura, siempre son viejos o muy viejos, y en caso extremo
requeteviejos.
Pensemos con
lógica y preguntémonos qué hacen los ángeles cuando quedan desempleados, qué
pasa con los que pierden su trabajo por alguna negligencia, por un lapsus interruptus
en su perfección. Y los jubilados, a dónde van a parar los que llegan al final
de su vida laboral, ¿Qué destino tienen los ángeles viejos? Los que ya no
pueden volar, ¿tendrán derecho a una pensión de retiro?
Pues no. Nada de
eso, una vez usados y mermadas sus capacidades angelicales los mandan para acá abajo,
pero no los mandan en sus cabales. ¿O es que ud. no se ha preguntado de dónde
salen los locos? Vienen de allá arriba,
son los ángeles desechados del cielo que les han borrado la memoria y les han
sembrado un poquito de fantasía por dentro, para que caminen de arriba abajo sin
cesar, y desgasten con sus pasos un poco del tiempo de su ya olvidada
eternidad.
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