miércoles, 25 de noviembre de 2015



El UlIses de James Joyce

 El Ulises de Joyce es una de las obras de culto por excelencia de la literatura. Forma parte de esa larga lista de libros que uno subraya, anota y relee muchas veces en la vida porque siempre la perspectiva de la lectura es nueva y la revelación del texto frente a nuestros ojos también lo es. He terminado otra de mis relecturas de esta obra y el sabor –como el buen vino viejo- se expande en el paladar de la memoria, más que la primera vez y que todas las anteriores. 

Ulises narra los acontecimientos de un día (el 16 de junio de 1904), en la vida de dos hombres, uno de ellos es Leopoldo Bloom, el otro es Stephen Dedalus. Leopoldo se gana la vida vendiendo anuncios publicitarios, mientras que Stephen es un intelectual y poeta que trabaja como profesor. Todo en Ulises es pormenorizado, detallista, registrado en una meticulosa bitácora existencial sobre las dieciocho horas en las vidas de estos dos personajes,  tiempo que abarca la novela y que busca tejer una idea precisa de Universo. Nada se le escapa a Joyce, como los muy particulares gustos culinarios extravagantes de Bloom con apetito desaforado por devorar vísceras de vaca con salpicado aderezo. Los microbios que habitan en una servilleta sucia o los movimientos de la bóveda celeste. Bien pudiera decirse que Ulises es una especie de torre de Babel de la literatura, donde Joyce exploró el texto en todas sus posibilidades expresivas: poesía, ensayo, novela, drama, catecismo, drama, tratado científico, recetas, entre muchas otras, una particularidad que la hace una de las obras literarias más imitadas.
A lo largo de las dieciocho horas que transcurren entre las ocho de la mañana y cerca de las dos de la madrugada del día siguiente, los caminos de Bloom y de Stephen se cruzan probablemente unas cien veces de manera directa o indirecta, en ocasiones pasan por el mismo lugar sin saberlo, en otras se percatan de algo al mismo tiempo, hasta que finalmente, a la altura del décimoquinto capítulo, ambos se encuentran en un burdel.

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