miércoles, 11 de abril de 2018




....el sentido

Encontrar el sentido de la vida es una de las grandes motivaciones e interrogantes del hombre desde que camina sobre la tierra. Civilizaciones enteras han centrado su existencia buscando despejar esta interrogante, de eso se ha ocupado la religión, la filosofía, la ciencia, la industria cultural, y toda la extensa gama del pensamiento especulativo. Vivir y no sobrevivir es como llevar tu existencia a las puertas del paraíso, a las que casi nadie suele tocar jamás.

El por qué algunos los mueve esta motivación y otros no, no obedece a ninguna estadística, no lo establece ni la raza, ni la geografía, mucho menos la época que le tocó vivir, no existe un vínculo palpable que vaya más allá del propio ser humano, como protagonista de su existencia.

Algunos pensadores dicen que la diferencia entre unos y otros, viene dada porque quienes parten a buscarle el sentido a sus vidas, lo hacen desde una sensación de nostalgia que les provoca el vacío interior de la conciencia. La etimología nos reporta que la nostalgia es la sensación de pena de quien siente un extravío, y no encuentra el camino de regreso.
¿Cuándo tenemos esa sensación de vacío en la conciencia, hacia dónde queremos regresar? Por lo general a recuperar una sensación de plenitud existencial que consideramos perdimos. Vamos en busca del ideal, algo que no esté avasallado por la cotidianidad, ni sea proclive a la decadente, algo sublime, que creemos ubicado detrás de la puerta que cierra el acceso al paraíso.

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