....el sentido
Encontrar el sentido de la vida
es una de las grandes motivaciones e interrogantes del hombre desde que camina
sobre la tierra. Civilizaciones enteras han centrado su existencia buscando
despejar esta interrogante, de eso se ha ocupado la religión, la filosofía, la
ciencia, la industria cultural, y toda la extensa gama del pensamiento
especulativo. Vivir y no sobrevivir es como llevar tu existencia a las puertas
del paraíso, a las que casi nadie suele tocar jamás.
El por qué algunos los mueve esta
motivación y otros no, no obedece a ninguna estadística, no lo establece ni la
raza, ni la geografía, mucho menos la época que le tocó vivir, no existe un
vínculo palpable que vaya más allá del propio ser humano, como protagonista de
su existencia.
Algunos pensadores dicen que la
diferencia entre unos y otros, viene dada porque quienes parten a buscarle el
sentido a sus vidas, lo hacen desde una sensación de nostalgia que les provoca
el vacío interior de la conciencia. La etimología nos reporta que la nostalgia
es la sensación de pena de quien siente un extravío, y no encuentra el camino
de regreso.
¿Cuándo tenemos esa sensación de
vacío en la conciencia, hacia dónde queremos regresar? Por lo general a
recuperar una sensación de plenitud existencial que consideramos perdimos.
Vamos en busca del ideal, algo que no esté avasallado por la cotidianidad, ni
sea proclive a la decadente, algo sublime, que creemos ubicado detrás de la
puerta que cierra el acceso al paraíso.
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