El Hacedor de las cosas (Fragmento)
Douglas González
El asesino llegó ante el Hacedor de las cosas con un saco lleno de huesos viejos y secos y diez monedas de Oro.
Colocó todo sobre el mesón y le pidió que le fabricara un sustituto del muerto.
Argumentó que estaba arrepentido de su crimen y quería vivir en paz.
El Hacedor de las Cosas, examinó los huesos uno a uno, comprobó que estaban completos y dijo:
-Todos los huesos tienen Alma porque han nacidos pegados a ella, pero este hombre era tu hermano, ¿Y cuál no lo es? Pero a este no lo puedo armar otra vez, porque su alma vive contigo instigándote con la culpa y el arrepentimiento, negándote la posibilidad del perdón.
Recogió los huesos y se los devolvió junto a las diez monedas de Oro.
-El morirá definitivamente el día de tu muerte. Para ese entonces ya no podrás venir a mi, dijo.
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