miércoles, 2 de septiembre de 2015





 La Rebelión del Atlas

El libro fue escrito en 1957 por Ayn Rand, y es junto a "La Biblia" el libro más vendido y de mayor influencia en la clase élite de los dirigentes de EE.UU


"Algo anda mal en el mundo. Siempre ha sido así. Algo que nadie ha nombrado ni entendido jamás". (Ayn Rand)


Con la Divina Comedia, Dante consagra la teoría alegórica medieval que postula la significancia múltiple de la lectura en la obra literaria: la alegórica, la moral y el anagónico, siguiendo el mismo patrón a la hora de leer las Sagradas Escrituras.

Dante no inaugura este orden alegórico, éste ya deja observar sus raíces en pensadores escolásticos como San Jerónimo, San Agustín, Beda, Scoto Erígena, San Buenaventura, santo Tomás, entre otros, quienes desarrollaron esta teoría de la lectura donde cada frase, cada metáfora, descansa no sólo en lo que demanda la palabra, sino en una serie de posibles significados, remitentes –en este caso- a los bestiarios y lapidarios medievales, que preservan su fuerte vinculación institucional con la concepción del logos creador.

A diferencia de la teoría alegórica, que inserta la camisa de fuerza del referencial logos y más acá en el tiempo, se inaugura la “obra abierta” a través del estudio del semiólogo iteliana Umberto Eco, una visión contemporánea de la lectura que elevará a la (n) la multiplicidad de vasos comunicantes a los que puede haber lugar con cada lectura, con cada puesta en escena de la obra, de allí que su principal característica sea el uso del símbolo como comunicación de lo indefinido. 
Cada texto está abierto a reacciones y comprensiones novedosas en cada lectura, dando lugar a una extensa permutación interpretativa que en sí misma no agota todas las posibilidades de la obra, que se reinaugura, mueve y dinamiza con cada nueva lectura.




El grueso de la novela La Rebelión de Atlas de Ayn Rand, su significado real quizás no se encuentre en cifrar sumas a este haz de interpretaciones, su carga real flota en esa otra levedad intertextual que surge entre líneas, lo que el mismo Umberto Eco definine como corolario contrapuesto a la obra o estructura abierta, la Estructura Ausente, es decir aquella estructura que surge entre líneas del texto, como el principio de incertidumbre algo que está y no está al mismo tiempo, porque no es medible bajo las reglas gramaticales, pero si de la semiótica.

¿Qué es la rebelión de Atlas?

Marx se equivocó, muchos lo entienden, otros lo intuyen, pero a casi todos les cuesta aceptarlo, pero donde se derrumba la afirmación de Marx que señala que la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases, se pone de pie la teoría de Ayn Rand: la historia de la humanidad y las relaciones entre los individuos se han definido siempre desde las relaciones de poder, en la que parece que es el fuerte es el que ha disfrutado de la riqueza, riqueza que por otra parte es un objeto de deseo común a todos los seres humanos.

En este sentido del juego de poder Ayn Rand da preponderancia a la condición del fuerte, “la fuerza que trae riqueza, pudiera ser que por esta relación, la fuerza haya sido además, un rasgo respetado y valorado. Recordamos con gloria o al menos con cierto respeto a personajes como Alejandro Magno, Atila, Julio César, Napoleón, por decir algunos”.

Uno de los señalamientos más polémicos de Ayn Rand es cuando dice que la humanidad ha progresado y se ha sostenido gracias a la creatividad de unos pocos hombres, mientras que el gran grueso, el hombre utilitario y cotidiano, el rico inversionista, han vivido a expensas de estos, como parásitos.  “Sin embargo, ¿qué es lo que realmente ha hecho progresar al mundo? ¿Ha sido la existencia de estos “grandes” hombres? ¿o ha sido la inteligencia de otro tipo de hombre que utilizando exclusivamente su razón, y no la coacción, tiraron hacia delante, a pesar de las trabas que encontraron en los poseedores del poder, pagando muy a menudo un alto precio, y dejándonos una herencia inestimable: agricultura, telecomunicaciones, fuentes energéticas, aeronáutica, medicina, física ...?”

Ayn Rand, no duda al colocar como respuesta esta última, porque son ellos los que con su trabajo y aportación crearon la riqueza que luego disfrutamos todos. Para Ayn Rand, no es lo mismo ganar dinero, que "sacar" o "conseguir" dinero. Lo primero es legítimo, lo segundo no.

A los que se caracterizan por el uso de la fuerza Rand los llama: “saqueadores” y  los clasifica en dos tipos: “los místicos del músculo”, es decir los políticos y sus allegados que se sirven de las relaciones, privilegios y favores; y por otro lado “los místicos del espíritu”, que es lo religioso e ideológico, que con su código moral, dice la escritora,  niegan la verdadera naturaleza del ser humano, que es egoísta e individualista. Para ella, estos dos tipos de "místicos", utilizan "lo social" como excusa, para lo que en realidad es su propio beneficio.

“Pero para Ayn Rand, estas dos formas de coacción, impiden al ser humano hacer uso de la virtud más preciada con que la naturaleza le ha dotado: su razón. Una característica diferenciadora del resto de criaturas vivas con que cuenta el ser humano para capear su existencia con plenitud, porque es con ella con lo que alcanza el sentido y objetivo último del hombre: su autorrealización y autoestima, derivado del ejercicio de esta inteligencia en el trabajo creativo, el cual sólo florece en un terreno de libertad, libre de coacciones y chantajes”.

Rand propone para impedir que la fuerza se imponga en las relaciones humanas, que las relaciones de intercambio entre los seres humanos, se realicen en base a una regla de valor por valor, según la razón de cada individuo, que no tiene por qué coincidir, y en base exclusiva a la capacitación, y no en base a la necesidad. Es por tanto muy crítica con todas las políticas sociales, al encontrar que son una justificación y un chantaje emocional que utiliza el “saqueador” para obtener los bienes que quiere y no es capaz de producir,  como el utilizador de influencias y el corrupto quienes en su opinión, rompen el flujo natural de la riqueza, que debiera ser una interactuación entre los que trafican bienes, y no hacia los que trafican favores.

Toda la filosofía de Ayn Rand, quien fuera la madre del objetivismo filosófico, es desplegada a lo largo del libro, que si bien no es un ensayo, sino una novela en la que utiliza sus personajes que caracterizan los ideales del hombre, la intención ensayística de la autora emergen suprimiendo la palabra como código, en toda la estructura ausente del texto de principio a fin.

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