¿Así
de violenta es Suramérica? …sí y Venezuela mucho peor
Los
periodistas europeos que asistieron hace 62 años a la XVI exposición de Arte Cinematográfico
de Venecia, en septiembre de 1955, quedaron alarmados ante el panorama de
violencia existente en Suramérica que mostró la película “Manos sangrientas” de
Carlos Hugo Christiansen. Por lo que en un primer momento todos pensaron que
eran exageraciones del Director, ya que consideraban imposible que existiese
una realidad tan atroz, capaz de producir un derramamiento de sangre marcado por el salvajismo que producía –según el inventario de la matanza hecho en la
película- un muerto cada dos minutos.
García
Márquez quien cubría el evento para el diario El Espectador de Colombia, se
encargó de ratificarles que eso en verdad ocurría en estas tierras tal cual se
mostraba en la película que narra la fuga de 200 presos a través de una isla
desolada e inhóspita, así lo reseñó el
Gabo en el reportaje “Día y Noche viendo buen cine”, publicado en el Volumen V
de su obra periodística: De Europa a América.
Lo único
que le faltó decir a García Márquez en aquél entonces es que esta realidad
podría ser mucho peor, mucho más salvaje e inhumana, también le faltó decir que
una violencia mucho más atroz podía instalarse fácilmente en un país
democrático y rico en donde las huestes criminales hayan secuestrado el Estado
y sus instituciones.
“Los
europeos no entienden que se pueda matar de esa manera. Según ellos es una
manera de matar que no se usa ni en la guerra […] cada evadido tiene una
ametralladora que dispara contra sus compañeros
cuando ya han sido exterminados todos los guardias […]”
Cuenta
García Márquez que el jurado alarmado
por el derramamiento de sangre se vio en la necesidad de cortar 50 metros de la cinta, esperando
minimizar el impacto de la carnicería que se estaba exhibiendo, pese a ello “los
europeos salieron de la proyección aterrorizados y escribieron comentarios de protesta e incredulidad. “Asi es
Suramérica”, les han dicho los brasileños. Pero los europeos están
empeñados en no creerlo.”
Lo
que se muestra en la película “Manos sangrientas”, es un cuento más propio de
la cotidianidad venezolana, perteneciente a nuestro día a día. Venezuela actualmente
ocupa el primer lugar entre las 50 ciudades más salvajes del mundo, una
condición que parece llevarnos a un viaje de regreso al pasado más incivilizado
de nuestra historia, eso sí, bajo el auspicio del imperio del hampa que en
momentos también es Gobierno, con toda las prerrogativas de su incapacidad.
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