domingo, 14 de febrero de 2016


Raymond Carver reinventado

El nombre de Gordon Lish no es ajeno a ninguno de los vehementes seguidores de la narrativa del cuentista norteamericano Raymond Carver. ¿La razón? Gordon Lish no sólo fue el editor que llevó a la fama la literatura del cuento carveriano, sino que para quienes han estudiado comparativamente la obra de Carver, encuentran en Lish el reescribidor, el repulimentador de esas historias, su reelaborador, el hombre que lo inventó.
A primera vista dicha argumentación sonaría como algo muy sórdido, que deja a Raymond Carver en el papel de escribir sendos manuscritos poco trajinados y con mucho material de sobra, mucho spam literario, de los que se encargaría Gordon Lish de reescribirlos magistralmente, tal como lo hizo, entregándole así al público lector, una narrativa del cuento norteamericano considerada una de las más importantes y trascendentes del siglo XX.
La siguiente imagen muestra un texto sobre su presentación como escritor, escrito por Carver que también conoció la enmendadura de Lish.
Si Carver sólo entregaba a su editor estrella la materia prima de sus cuentos, y éste como si fuera una gran fábrica manufacturera procesaba el material y lo convertía en preciosos artículos literarios que tenían notable éxito en el mercado, es algo de lo que ya desde hace rato viene ocupándose la crítica estadounidense tan pertinaz y subyugante a la hora de enfrentar lo que en un primer momento pareciera se trata de un conflicto ético del escritor frente a sus lectores.
De hecho en ciertos ámbitos literarios Raymond Carver ha dejado de ser llamado Raymond Carver, para ser nombrado como Raymond Lish, una manera que ha descubierto la posteridad para colocar al escritor y a su editor en la misma balanza.
La controversia sobre una supuesta coautoría Carver-Lish, surgió en el año 2009, Library of America publicó Raymond Carver: Collected Stories, un libro donde se condensaron casi todos los cuentos de Carver, y muchos fueron publicados en la versión original del autor, sin pasar por el tamiz de su editor Gordon Lish.


En un artículo sin firma publicado en el New Yorker en torno a esta polémica se apuntó lo siguiente sobre la edición de los cuentos de Carver por parte de su editor: “Lish, […] no sólo cortó más de la mitad del manuscrito original, sino que además cambió varios finales y otros cuantos títulos, y añadió palabras u oraciones completas. Tras la lectura de Beginners podríamos decir que What We Talk About Whe We Talk About Love (1981) es, en cierto sentido, una coautoría Carver-Lish. La polémica es ineludible porque trata sobre un libro fundamental dentro de la bibliografía del escritor: a partir de ahí no cupo duda de que Carver es uno de los grandes.

La anunciada entrega de una edición de todos los cuentos de Raymond Carver en su versión original, sin la intervención de la mano mágica de Gordon Lish, es una publicación que se está a la espera, será una oportunidad de releer al genio de la simplicidad, de la composición lineal inconmovible en lo emocional, que siempre desechó usar metáforas hiperbólicas para dramatizar sus textos con una carga emotiva, como es la literatura de Raymond Carver, tan precisa y fría como un bisturí, lo que será también una manera de que esa nueva lectura nos revele una vez más la genialidad de este autor y su forma de narrar con su impecable matemática que le otorgó el uso de la palabra precisa.

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