viernes, 1 de enero de 2016



 
La crisis de las tecnologías de la salvación o el cascarón vacío de la Disneylandia espiritual
 

A decir del filósofo español Fernando Savater  existe una crisis sin precedentes en las llamadas "tecnologías de la salvación" e indica que la emergencia del integrismo islámico, teocrático y terrorista, es sólo la punta del Iceberg, de la gran masa que flota debajo de él. Después de la irrupción de la denominada Nueva Era (New Age) –que finalizó en el cascaron vacío, una especie de Disneylandia espiritual-, donde cada quien podía crear y creerse su propio sacerdocio con la puesta en escena de alguna recreada religión, combinando las recetas y los diversos platos espirituales a su alcance, para elaborar una especie de propuesta eclética: “Amasado con tantras, el vaivén del péndulo, runas, signos astrológicos, tarot, naturismo sobrenatural, templarios, alquimistas de guardarropa y vírgenes locas preñadas que entran en extraños éxtasis porque creen haber sido fecundadas por un Jesús en horas bajas.
En este sentido, es imposible levantar acta completa de estos fuegos artificiales, establecer qué es legítimo y qué no. Aunque no hayan faltado los voluntariosos intentos, palabras al viento y erráticas como es de esperarse. De quienes religiosamente creen estar más allá del bien y del mal, por no decir lo más. Quienes pretenden vendernos el mix, o aquellos que intentan discernir y decidir por nosotros diciendo auqello es malo y esto es lo bueno, olvidan dos aspectos imprescindibles a la hora de sentenciar sobre lo uno y lo otro: Ludwing Wittgenstein, el filósofo del lenguaje,  ya había adelantó esta discusión cuando sentenció: “lo científico no puede dar cuenta de lo religioso, porque cada uno obedece a juegos de lenguaje diferentes”.
Superado lo científico nos quedaría por jugar la partida de lo moral –frente a los garantes de Torquemada- para discernir  lo qué es lo moralmente viable religioso y lo qué no. Pues malas noticias, partida ganada, pues  sobre esto ya el filósofo francés Jean Paul Sartre escribió  –hace más de 50 años- sobre el deber ser no hay nada escrito, así que “invéntalo”, que es bueno o malo es una cuestión que la existencia de cada quien debe definir frente a sus circunstancias. Lo que te inventes será bueno para ti, pero no necesariamente para los demás, así que ocúpate de que te funcione, es tu obligación, lo otro no.

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