viernes, 15 de enero de 2016



George Orwell y el antitotalitarismo
 


 "Rebelión en la Granja", es una novela de George Orwell -autor de 1984 la novela sobre el Gran Hermano-,  en ambas desarrolla su gran tema: la denuncia del  régimen totalitario comunista ruso de Stalin, caracterizado por la monopolización del pensamiento, la anulación de la verdad y el imperio de la mentira y la manipulación para mantenerse el poder –cualquier parecido con la realidad venezolana actual, sabemos es pura coincidencia-.
Liderados por el cerdo Napoleón quien les promete el fin de la esclavitud, los animales toman la granja y expulsan a su propietario el señor Jones. Todos aprueban unas leyes de convivencia que pitan en pared y cada noche  -mientras los demás duermen- los cerdos agregan palabras en su contenido para su propio beneficio.

Napoleón y su camarilla impone una red de espionaje y de sometimiento, pronto los animales que se rebelaron buscando la libertad se ven sometidos a un régimen de esclavitud y temor jamás vividos durante la época de Jones. Napoleón expulsa a Snowball , el primer disidente de la revolución por reclamar las injusticias cometidas contra los otros animales y condenar la vida privilegiada que llevaban los cerdos;  lo que sigue después –es una serie de patraña y acusaciones donde todo aquél que no sea favorable al régimen de Napoleón y sus secuaces es acusado de conspirar con Snowball.  Algunos son acusados de conspirar por  haber soñado con él.



“Las tres gallinas, que fueron las cabecillas del conato de rebelión a causa de los huevos, se adelantaron y declararon que Snowball se les había aparecido en sueños incitándolas a desobedecer las órdenes de Napoleón. También ellas fueron destrozadas. Luego un ganso se adelantó y confesó que había ocultado seis espigas de maíz durante la cosecha del año anterior y que se las había comido por la noche. Luego una oveja admitió que hizo aguas en el bebedero, instigada a hacerlo, según dijo, por Snowball, y otras dos ovejas confesaron que asesinaron a un viejo carnero, muy adicto a Napoleón, persiguiéndole alrededor de una fogata cuando tosía. Todos ellos fueron ejecutados allí mismo. Y así continuó la serie de confesiones y ejecuciones hasta que una pila de cadáveres yacía a los pies de Napoleón y el aire estaba impregnado con el olor de la sangre, olor que era desconocido desde la expulsión de Jones”.

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