martes, 15 de mayo de 2018




Saliendo de la caverna de Platón

Son numerosas las interpretaciones que se han realizado sobre el mito de caverna de Platón, quien sostenía que el hombre estaba limitado por sus sentidos sentidos para conocer la realidad porque sus sentidos estaban limitados, lo engañaban, dándole una visión equivocada e incompleta de la realidad.

En el mito de la caverna el hombre está sentado de espaldas a la realidad, dentro de una caverna, encadenado sin poder cambiar de posición. Sólo puede mirar hacia su interior, entre él y el exterior hay un muro y una hoguera encendida, en medio de los cuales pasan otros seres cargando objetos, cuyas sombras se proyectan en el fondo de la caverna.
Lo único que ve es un desfile de sombras y nada más.

Ese hombre ha estado sentado allí,al igual que sus ancestros desde tiempos inmemoriales, siempre han visto sombras por eso creen que es lo único que existe.

Hasta que un día se pregunta de donde vienen todas esas sombras? Y decide liberarse de sus cadenas. Atraído por la luz exterior sale de la caverna y ve el mundo tal como es, con sus colores y sus formas. Contempla el cielo, el sol y cae en cuenta de que siempre lo que había visto eran sombras, un reflejo distorsionado y limitado de las cosas reales.

Vuelve a la caverna con la gran noticia y pide a todos que se liberen y salgan a conocer la realidad, pero nadie le cree, lo toman por loco, lo ven como una amenaza y lo matan. Aquí la muerte es un símbolo de anulación. Lo hacen porque los habitantes de la caverna estan alienados por la certeza que les otorga su mundo de sombras, creen que es la única realidad. Como hoy los hay alienados por lo "mass media" y las redes que son su complemento en promover escenarios disociativos, holograma de la sociedad del simulacro, presentando cada vez una mayor complejidad ilusoria para el sujeto. Gente que toma los estereotipos como los referentes reales de la existencia.



Cavernas hay muchas, la industria cultural y sus derivados, las ideológicas, los dogmas políticos y religiosos, y todo ese reservorio de pensamiento único y envolvente, totalitario que erige el individuo parcializado como un muro para que lo separe de la realidad y de la confrontación con el pensamiento critico.

La razón es la gran puta de siglo XX, sentenció Sartre, sirve para justificar cualquier cosa, o pensamiento errático puede encontrar en ella una legitimación que le otorgue partida de nacimiento. Sólo la razón crítica, limita la especulación sin sentido y su eventual desacierto. Es la única manera de mantenernos fuera de la caverna. El otro es el conocimiento por intuición, circunscrito a la fenomenología bergsoniana, un tema más profundo que requiere una consideración aparte.

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