A VECES EL CIELO PUEDE ser sólo lo que alcanzas mirar desde tu ventana, la tierra es un paraguas
sobre el que cubres de sombras el camino, mientras tus pasos van polvo al polvo,
como si tu vida estuviera predestinada a cumplir la sentencia de ese libro
milenario lleno de memorables historias recogidas aquí, allá y en todos los lugares de la antigüedad. Nada te demostrará, sólo que somos una suma de
palabras echadas al viento, y al que volveremos a pesar del abrazo perpetuo de la
Tierra, a pesar de que cada mañana con ese oro milagro que es ese Sol de mil fuegos ilumine tu rostro, un Sol que parece como si fuera a
quedarse para siempre, pero que a pesar de toda su incandescencia cada tarde cae de rodillas ante en anochecer
Puedes caminar
todos los caminos, pero jamás encontrarás el que te conduzca a la salida. La imaginación es la única ruta de escape, en ella somos imagen y semejanza del hacedor. Sólo los sueños nos
hacen volar, sin tener que inventar complicados aparatos de ingeniería. En
otros tiempos viajábamos sobre las palabras y podíamos cruzar invisiblemente el
cielo y su eternidad, montados sobre nubes de brillantes metáforas.
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