domingo, 22 de marzo de 2020


La sombra muere primero


El tren de la ruta Oeste del Metro arribó a la estación número 12 a las 10:09am, era una mañana lenta de un domingo solitario, apenas media docena de pasajeros iban en el vagón.

Las puertas se abrieron al unísono que los frenos hidráulicos descargaron de un pitazo su aire comprimido. Ely Núñez de 48 años despertó sobresaltado y saltó precipitado de su asiento apenas logrando salir unas décimas de segundos antes de que sonara la señal del cierre de puertas; atravesó ese umbral sintiendo que el corazón se le salía por la boca, con una sensación seca en su lengua, como si un trozo de papel de lija estuviera atorado en su garganta.

Caminó lento dejando que el frío del aire acondicionado permeara toda su humanidad, a medida que avanzaba se sintió  invadido por una indescriptible comodidad, y una ligereza en cada uno de sus pasos. Cuando subió las escaleras su sombra era una leve mancha gris.

Al salir a la calle se dio cuenta que todo lo veía con mayor nitidez, hasta podía percibir la incesante danza de las moléculas en todas las cosas.

Cruzó la avenida ya sin su sombra y nunca vio que su cuerpo comenzaba a desvanecerse.

Como tampoco vio la ambulancia que esparció los ultimos vestigios de su existencia, al embestirlo cuando ya su cuerpo era una sutil huella de polvo en el asfalto, dejando tras de sí un cumulo de diminutas partículas dispersas en el aire como las que flotan en los rayos del Sol; en momentos en que ésta atravesaba velozmente la avenida en dirección a la Estación  del Metro número 12, donde un pasajero fue encontrado sin vida, fallecido de muerte súbita.

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