martes, 31 de marzo de 2020


                   EE.UU invadido por un arma mortal


El coronavirus ha obligado a los Estados Unidos la superpotencia mundial, poco a poco a regresar a sus cuarteles de invierno. A finales del año 2019, un Trump enaltecido celebraba si victoria económica en su disputa con China, “sentamos en el banco a los amarillos”, decía su actitud, al tiempo mandaba un mensaje para poner en orden a sus países enemigos en el medio Oriente: Nadie puede provocar a Estados Unidos –señaló- tenemos el mejor ejército y la mayor tecnología de guerra del mundo.

No han pasado seis meses y el coronavirus tiene hoy a Trump, timonel del gigante país del norte, paralizado, el barco encalló.  Vemos a un Estados Unidos encerrado en sí mismo que parece no estar en condiciones de ofrecerle nada en esta nueva hora menguada a la humanidad, atacado por el coronavirus en sus principales ciudades, será cuestión de días para que la epidemia se expanda para que se convierta en algo más que una amenaza, y con ello se eleve el número muertos, mientras en su gobierno hay serios enfrentamientos entre quienes hacen esfuerzos desesperados para no declarar el cierre de la principal economía del mundo.

En esta línea de eventos Estados Unidos cederá su liderazgo mundial al país con las condiciones de producción y asistencia al mundo, que mantenga una economía a flote pese a la pandemia, y ese país en la actualidad es China. Cuyo territorio, pese a haber sido el epicentro del virus, curiosamente no sufrió una expansión del contagio, pero si llegó al resto del mundo, su economía está activa, con su inmenso aparato de producción, lo cual no pueden decir ninguna potencia de Occidente, todo apunta que China es el gran ganador de la epidemia.

VEAMOS ¿POR QUÉ?

El COVID-19, coronavirus, pertenece a la misma familia del SARS, Síndrome Respiratorio Agudo Severo y del MERS, Síndrome Respiratorio de Oriente Medio, pero que no es igual a ninguno de ellos, es mucho más letal.
Todo indica que se trata de una estructura genética alterada de tal manera que científicamente ha resultado una verdadera caja negra, inexpugnable. Hasta ahora no se ha encontrado la clave de que se trate de un virus activado por la naturaleza; pero tampoco  hay evidencias de que se trate de un virus liberado desde un laboratorio, lo que lo convierte en el arma biológica perfecta, diseñado con tal complejidad capaz de borrar las huellas de su creación, y que en el cuerpo humano convierte a cada hombre en un arma mortal capaz de matar a miles.

Si se relatara la pandemia del coronavirus como una novela policial, estaríamos frente a un asesino en serie que ha desatado una ola de asesinatos en la ciudad. Nadie lo oye disparar, no deja huellas en la escena del crimen, nadie nunca ve un sospechoso. Lo más complicado es que usa una pistola que a diferencia de todas las existentes no deja impresa en el proyectil las marcas de su contacto con el interior del cañón. Estas marcas de cada arma son su "huella digital", pero los proyectiles recuperados de los cadáveres de nuestro asesino en serie no las tienen, lucen tan lisos como una bola de billar.

LA.MANIPULACION
La manipulación china del coronavirus no es novedosa, tampoco el señalar como origen a los animales salvajes. En un período entre el 2002 y el 2003, hubo una fuga en una experimentación con coronavirus, en ese entonces señalaron a los murciélagos como responsables del contagio, como los huéspedes intermedios entre los humanos y el patógeno.

Tras el reciente brote en Wuhan diciembre 2019, los chinos repitieron esa la versión del murciélago infectado que habría mordido a una serpiente y que ésta fue vendida en el mercado de animales y posteriormente consumida por una persona que se contagió y ésta a su vez a todos los demás. Versión que resultó falsa tras realizarse las primeras pruebas. Ahora las autoridades chinas pusieron a circular otra versión,  donde el responsable es el pangolín, un mamífero cubierto de escamas que forma parte de la mesa china.

¿PANGOLIN?
Si bien el pangolín al igual que el murciélago son portadores de un coronavirus, el que ellos hospedan en su organismo, es tan solo 90 por ciento cercano al Covid-19, que padecen los humanos, y no es un puente de contagio comprobable para el hombre.

Hasta tal punto el gobierno chino sabe esto que el mercado de animales salvajes de Wuhan, así como los de otras ciudades chinas volvió a abrir sus puertas -según información de la agencia de noticias Associated Press-, y vendiendo sus productos tradicionales, ratas ahumadas, perros, culebras, murciélagos, gatos y pangolines. Si el contagio del coronavirus procediese directamente de  estos animales  el régimen chino hubiera prohibido su venta de manera radical.

La teoría que echaron a rodar los chinos y que todo el mundo creyó en un primer momento era que el virus estaba vinculado al mercado, dado que dos tercios del primer grupo de personas infectadas tenían alguna relación con él.

Pero ante esta surge otra hipótesis, el virus fue liberado en el mercado y otras zonas de Wuhan porque posteriores investigaciones indicaron que el primer paciente –que empezó teniendo síntomas a principios de diciembre de 2019– no tenía ningún tipo de vínculo con el mercado, ni con los otros pacientes contagiados. Cuando se filtra esta información, así como la del verdadero número de afectados que se diferenciaba en miles de las reportadas por las autoridades chinas, militarizan Wuhan y se saca a la prensa extranjera de la zona.

CAJA DE PANDORA
El COVID-19 es una caja de Pandora, Incluye al SARS, un coronavirus diseñado como arma biológica, junto con material genético del VIH, del virus de la gripe española y otras propiedades hasta desconocidas, que constituyen su resistencia a los medicamentos existentes.

VERDAD Y MENTIRAS
¿Se descubrirá el diseño del COVID-19 en algún momento?

Es seguro de que eso ocurrirá, cuánto demorará descifrarlo es lo que nadie sabe. Entre tanto los chinos juegan  a ganar tiempo con negaciones y falsas pistas y desplegando una ofensiva disuasiva hacia la opinión pública internacional sobre su inocencia y buena voluntad hacia las demás naciones.

La lógica analítica nos presenta varias fases de dilación:
Primera: la negación de la pandemia y la letalidad de la infección, se oculta al resto de las naciones la verdadera cifras de muertos (en el brote inicial de Wuhan fuentes aseguran que superó las 8 mil personas).
Segunda: Decir que es un contagio por una fuente de alimento salvaje (murciélago, serpiente, pangolín), con lo que ocurre un desvío de las investigaciones, como todo desvío es una pérdida de tiempo  para la prevención.
Tercera: Asegurar que la situación estaba bajo control, que sólo es un riesgo local y que no representa peligro para el mundo. Cuarta: Impedir durante dos meses la OMS declara la emergencia mundial. Quinto: Venderle a las naciones,  España y Holanda, las primeras víctimas de equipos y kits de test para detectar el coronavirus falsos, sin ninguna utilidad.

LO FALSO
En los años 60, en plena guerra fría China fabricó en masa modelos de aviones supersónicos de punta, y los desplegó por todo su territorio para utilizarlos como una táctica disuasiva contra potenciales enemigos, y convencerlos que China era una amenaza que contaba con una moderna y gigantesca fuerza aérea, luego se descubrió la verdad, esos aviones no volaban, eran solo carcasas.

Cuando sumamos estos factores convergiendo en un mismo punto, vemos que está todo lo necesario para provocar una tormenta perfecta, y todo parece encajar más dentro de plan deliberado, que a una creación espontánea de la naturaleza.

¿Qué gana China? El objetivo chinesco era asegurarse que el coronavirus a se extendiera por todos los países del orbe, tal como ha sucedido.

¿Qué vendrá después? Es la gran incertidumbre que enfrenta el mundo, y que las potencias mundiales que le hacen el contrapeso a China, deberán dilucidar?

¿Qué ganará China con esto? Nadie lo sabe. El mundo desconoce en qué punto del tablero de juego del Mah jong ha colocado China a la humanidad, ellos son los expertos en ese juego. Lo que sí es evidente es que la pandemia es sólo una parte de esa guerra. ¿Despertará la humanidad a tiempo antes de que continúe el avance chino hacia un nuevo reordenamiento mundial?

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